Esta película de Théo Court tiene algo de proceso hipnótico, debido en parte a la excelencia de su fotografía.
Apenas hay diálogos, pero queda dicho todo.
Apenas pasa nada, pero pasan muchísimas cosas.
Es lenta, como lo es el vacío.
Inquietante, turbia, con tempos desconcertantes.
Un retrato sombrío de la condición humana, siempre al borde de la barbarie.
(En FILMIN.)
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