lunes, 30 de septiembre de 2019

A DIVERTIRSE



(Publicado en prensa)


Señoras y señores, me ofrezco para hacerles de guía en el parque de atracciones de la realidad. Bienvenidos, pues, a los espectáculos más amenos y sorprendentes, a los números de los mejores acróbatas, a las chuscadas de los payasos… Pasen y vean.


            Aquí, en esta caseta, por ejemplo, tenemos al Ilusionista Antipactista, que les ofrecerá su número más pasmoso: el de hacerles creer que con una minoría parlamentaria se puede gobernar igual que con una mayoría absoluta, sin pactar con nadie a diestra ni –mucho menos- a siniestra, gracias a unas artes mágicas que aprendió en un país secreto en el que la democracia no se basa en los números. A veces el truco le sale mal, por la dificultad que conlleva, pero no se preocupen, porque si bien es cierto que no les devolverán el importe de la entrada, les obsequiarán con una repetición electoral prácticamente gratuita, ya que sus costes los pagarán a prorrata todos los ciudadanos del país, sean partidarios o no del ilusionismo, hasta que aprendan a votar lo que deben.


            Aquí, en este barracón de estilo neogótico, tenemos al President Estelado, suplente del President Esfumado, aquel a quien tantos momentos estelares debemos en su rol artístico de hipnotizador de multitudes, hasta que optó por hipnotizarse a sí mismo y se dedicó a comportarse como Napoleón en Elba, aunque fijando su residencia en Waterloo. (Los caprichos, en fin, de los artistas.) Pues bien, el President Estelado, vicario del President Esfumado en la futura Tierra Prometida, les contará, a la luz de un candelabro, un cuento de terror patriótico, materia en la que es consumado artífice. No sé, les contará por ejemplo la escalofriante leyenda de aquellos catalanes pacifistas que fabricaron explosivos pacifistas con fines pacifistas, hasta que el Estado invasor, en su papel de brujo maligno, hizo creer al mundo, mediante maniobras policiales escabrosas, que aquellos catalanes –cuando, según demostrará muy pronto la ciencia, todo catalán lleva el pacifismo en el ADN- pretendían ejercer el terrorismo en nombre de sus afanes independentistas, fenómeno que, como bien sabemos, no ha ocurrido jamás en ningún lugar del mundo desde que se tienen noticias históricas. 


            Aquí, bajo esta carpa, pueden admirar al Increíble Hombre Peonza, que aparece en el centro de un escenario, bajo un foco cenital, para, segundos después, aparecer, teletransportado, en el centro derecha, en la derecha centrista, en el centro descentrado, en la izquierda de la extrema derecha, en el centro de la extrema derecha o en la simple derecha de la derecha, según el día. 


            Y muchas atracciones más de las pueden disfrutar a lo grande, pues hay donde elegir: la Alcaldesa Equilibrista, reina indiscutible de la ambigüedad; el Voxero Campeador, la Portavoz Oracular, etc. 


Y que siga el espectáculo.

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domingo, 29 de septiembre de 2019

Charla con Juan Carlos Morales, en RNE, a propósito de este libro:

http://mvod.lvlt.rtve.es/resources/TE_SDIAESP/mp3/5/4/1569608534045.mp3 






viernes, 27 de septiembre de 2019

martes, 17 de septiembre de 2019

EL SIMULACRO

(Publicado en prensa)




El PSOE no tiene reparo a la hora de publicitarse como un partido de izquierdas, pero tiene el problema de que le cuesta decidirse a gobernar como un partido de izquierdas. El problema del PP, por su parte, consiste en que tiene algún que otro reparo a la hora de reconocerse como un partido de derechas, aunque no tiene ningún pudor en activar políticas de derecha dura. La O de las siglas del primero evoca el prestigio mítico de las luchas sociales: el obrero sudoroso que lee, a la luz de una lámpara de queroseno, ensayos sesudos que analizan la opresión a que está sometida la clase obrera. (Sí.) La segunda P de las siglas del segundo no digamos: “Popular”. Del pueblo. De su entraña misma. El partido cuyos dirigentes se desviven por la bonanza no ya sólo del vulgo popular –por usar una acuñación de Lola Flores-, sino incluso de los parias de la tierra, como quien dice. (Sí.)

            Sospecha uno, no sé, que tanto el “obrero” del uno como lo “popular” del otro son entelequias retóricas que sugieren imágenes épicas de un proletariado que acude en masa, entre himnos exaltadores y con paso heroico, hacia las urnas, ya sea para votar a Sánchez, el amigo del obrero, o a Casado, el benefactor del pueblo. (Sí.) Fantasías, en suma, que evocan revoluciones y redenciones sociales, capitaneadas en este caso por señoras y señores de la calle Ferraz o de la calle Génova, esos dos laboratorios en los que se llevan a cabo investigaciones sociológicas para que los obreros populares –valga la redundancia… aunque quizá no lo sea tanto- lleguemos cuanto antes al futuro y, a corto plazo, para que algunos de sus jerarcas lleguen cuanto antes a un escaño en el parlamento.

            En abril, los del vulgo popular votamos para elegir un nuevo gobierno. Estamos en septiembre y seguimos teniendo no tanto un gobierno en funciones como un gobierno de simulaciones. Sánchez ha salido airoso de varias aventuras temerarias, pero corre el riesgo de que esa fortuna le haga sentirse invulnerable, como les ocurre en los casinos a los jugadores de blackjack que están en racha… hasta que les cambian el crupier y la fortuna se convierte en ruina en un abrir y cerrar de ojos. 

Sánchez pretende que el PSOE forme gobierno en solitario, con el apoyo desinteresado de UP y con el desdén pasivo del PP y de Cs. (Sí.) Igual le sale bien el truco de magia, porque en este clima político de disparates y de infantilismos ya nada nos sorprendería, pero me permito dudarlo. Vale que a Sánchez le resulte incómodo gobernar en coalición con la otra izquierda, una vez desbaratado su viejo sueño de entenderse con Cs, pero podría disimular un poco. Aunque, bien pensado, no ha hecho otra cosa en todos estos meses: disimular la simulación, en fin, de un simulacro. 

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domingo, 15 de septiembre de 2019

HERIDAS ABIERTAS (Sharp Objects)

Empiezas a ver esta miniserie de 8 capítulos y te dices: "Otra historia rutinaria de asesinos en serie y de crímenes escabrosos, con su previsible reparto de sospechas engañosas sobre varios personajes". Pero... el giro es asombroso, para bien.

Una historia perfecta. Densa, oscura, con toques góticos.

(Y con la frase final más aterradora, y narrativamente más sorpresiva, que cabía esperar.)

Hacía tiempo que no veía algo tan bueno.

sábado, 7 de septiembre de 2019

BAZAR DE INGENIOS. Nueva edición



Acaba de salir una edición ampliada de este libro. 

INFORMACIÓN en https://www.arspoetica.es/libro/bazar-de-ingenios_95991/


(En el enlace dan el índice de contenidos. Se trata de una editorial que vende exclusivamente online, también para países de Hispanoamérica.)

martes, 3 de septiembre de 2019

José Manuel Benítez Ariza -no, no somos parientes- escribe en CaoCultura sobre este libro:

http://caocultura.com/cortar-humo-humo/?fbclid=IwAR1xSwvbfwKNNcLjJDqMqfgU8yF-UG7lxJK9qlRxs-rB7iO6vk3URF-TnLo

lunes, 2 de septiembre de 2019

BREXIT

Como película no es gran cosa, pero sí como explicación de la trastienda del Brexit: la conjura de unos necios, la manipulación de masas mediante las nuevas tecnologías, la construcción retórica de un espejismo de libertad para esa ciudadanía manipulada, el sentido tribal disfrazado de mensaje de redención social, la invención de un enemigo, la inescrupulosa y estratégica puesta en circulación de bulos, la reducción del mensaje político a eslóganes publicitarios, etc.

domingo, 1 de septiembre de 2019

LA FARSA



Imagino que se trata de una impresión no sólo falsa, sino también ingenua y alarmista, pero cada día estoy más convencido de que nuestra civilización funciona de milagro o de chiripa, según optemos por una providencia teológica o meramente azarosa. 

No sé, tiene uno la impresión de que hemos montado un mastodóntico aparato administrativo no para gestionar nuestra vida común con eficacia, sino para crearnos la ilusión de que estamos administrados con eficacia, que es al fin y al cabo lo que da marchamo de civilización a cualquier sociedad que se precie: el espejismo de una estructura frente a una realidad desestructurada. 

Por otra parte, ningún aparato administrativo puede perder su condición de pesadilla para el ciudadano, ya sea para concertar una cita médica, para someterse a una inspección fiscal, para adentrarse en los laberintos judiciales o para hacer una modesta reclamación en la OMIC. Una civilización sin factores burocráticos un poco kafkianos es posible que tenga éxito en una tribu salvaje, pero no en una sociedad avanzada, que necesita promover la angustia colectiva para que nadie pierda tontamente su condición de ciudadano del primer mundo a cambio de una vida simplificada, al ser la complejidad una de las virtudes que nos ofrece el sistema que nos rige. 

Tan compleja es nuestra civilización que sabemos que, ya sea en un organismo público o en uno privado, donde haya un presidente tiene que haber irremediablemente un vicepresidente, que donde haya un secretario general tiene que haber por fuerza un vicesecretario general y que donde haya un organismo, por microscópico que sea, tiene que haber un organigrama, incluyendo asesores, para que nada falle. “¿Cuanto más organigrama más capacidad de gestión?”, nos preguntamos, y nos damos una respuesta estoica: “Cuanto más organigrama, más organigrama. Algo es algo”. 

          ¿Y para qué sirve todo ese entramado? Pues para muchas cosas. Por ejemplo: salvo los negacionistas de lo evidente, tenemos consciencia de estar matando el planeta, pero la pasividad de los gestores de lo público no deja de ser interesante si tenemos en cuenta que esa pasividad la remedian con una extraña forma de actividad: la construcción de nuevas autopistas o la búsqueda de petróleo en regiones inexploradas, entre otras ocurrencias. Como paradoja resulta inmejorable: si el planeta está contaminado, ¿qué mejor solución que dar facilidades para contaminarlo un poco más? 

           Eso sí: si arden miles de hectáreas de bosque, siempre habrá un alcalde que inaugure un parque público con unos cuantos árboles y con una zona infantil recreativa. Si sube el nivel del mar, algún organismo competente –con su competente organigrama- ganará terreno al agua para construir un muelle deportivo. Si se derriten los glaciales, nuestra compañía eléctrica nos ofrecerá la instalación de un sistema de aire acondicionado, pagadero en cómodos plazos. ¿Qué puede salir mal?


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