(Publicado en prensa)
En otros países no sé, pero en el
nuestro se percibe la tendencia creciente de los partidos de la oposición a
convertirse en partidos antisistema, transformación que tiene su aplicación
práctica en una postura paradójicamente sistemática: oponerse a cuanto diga el
Gobierno, así diga que el agua del mar es salada. Como fenómeno pintoresco,
contamos ahora en el Gobierno central con una especie de intraoposición
antisistema disfrazada de sistema alternativo, lo que nos depara la emoción de
un ejecutivo bifronte sustentado en la virtud de la desconfianza mutua.
Bien.
Como ustedes saben, el rey de España viajó a Colombia para asistir a la toma de
posesión del presidente Petro, quien dispuso a última hora, al margen del
protocolo fijado para la ceremonia, que se sacase en procesión la espada de
Bolívar, reliquia sagrada para la gente de allí. Se supone que los ocupantes de
la tribuna debían levantarse al paso de la espada, como muestra de respeto,
pero se dio el caso de que nuestro monarca se quedó sentado, supuesto desplante
o presunto despiste que hizo que de inmediato tanto el líder emérito Iglesias
como el portavoz en activo Echenique pusieran el grito no en el cielo, que está
pendiente de asalto, pero sí en Twitter, que es donde los políticos y
politólogos estelares del momento exponen sus ideas para instruir ideológicamente
al vulgo popular, por usar la inspirada acuñación de Lola Flores.
Lejos
de mí cualquier fervor monárquico, pero lejos también la afición de algunos de nuestros
prohombres a dar categoría de maremoto al hecho de que un grifo gotee. ¿Es
posible que el rey tuviera jet lag y en ese instante padeciera ese estado de sopor
del que hizo gala su padre? ¿Puede que estuviera en todo su ser, pero, como no
le habían dicho nada de la espada mítica, el hombre la viese pasar ante sí sin
saber de qué se trataba, que es tal vez lo mismo que le pasaría al flamante
presidente colombiano si viniese a España y le pasearan por delante la Tizona
del Cid sin avisarle de que se trata de un glorioso símbolo nacional, equiparable
a la espada del Libertador, ya que podría pensar algo tan simple como que es la
espada con que se corta aquí la tarta en los banquetes de gala?
Claro que
también cabe la posibilidad de que el rey fuese al país americano con la
intención de desairar no solo a Bolívar y a Petro, sino al pueblo colombiano en
su totalidad, con el propósito secreto -siguiendo instrucciones de la OTAN y
con el beneplácito de Sánchez- de detonar una guerra entre España y Colombia,
que es lo que deseamos todos. Es posible, ya digo. Porque en nuestro País de
las Maravillas, repleto de sombrereros que no pueden dejar de hablar, ya no se
extraña uno de nada.
.
6 comentarios:
Asi es, en cuaquier caso los politicos buscan la palestra protagonista y cualquier excusa es buena, ademas a saber si la espada era autentica con todas las que habra usado Bolivar y las que guarda Maduro.
Trivializa, que algo queda
Comparto la simplificación del fenómeno, sobretodo teniendo en cuenta la tendencia borboníca al "yo no lo sabía" y "no volverá a pasar", pero también y mucho más desbordados han sido lo comentarios de las derechas cuando se comprobó que su magestad sí se levantó, a destiempo pero se levantó, si el emérito PI o el activo Echenique llamarán a D. FELIPE, Felpudo VI, se habría liado parda, incluso sería objeto de conentario de D. FELIPE Benítez..
La alegría de la huerta de las letras de la Costa Noroeste
Muy buen artículo Felipe , hay que escribir para todos con ironía, sarcasmo , retranca , lo que sea pero que de que pensar a los lectores" superficiales" que son gran mayoría respecto a los adoctrinados políticos , nuestro idioma está hecho para generar alegría, no para llorar y chorar al pueblo , y tiene dos géneros
Es Vd. genial.
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