No soy partidario de las valoraciones exaltadas, pero hoy, por ser domingo, voy a hacer una excepción, y lo haré en mayúsculas: ESTO ES UNA MARAVILLOSA OBRA DE ARTE.
Dirigida en 1947 por Albert Lewin, con
base en una novela de Guy de Maupassant, asistimos al ascenso social de un
galán arribista y sin escrúpulos interpretado a la perfección, sin el más leve
atisbo de histrionismo, por un George Sanders en estado de gracia.
Rodada en su totalidad en estudio,
cuenta con unas escenografías tan suntuosas como ligeramente irreales. La
fotografía, debida a Russell Metty, fabulosa.
El elenco, impecable en todo momento.
(Y, de pronto, un sutil homenaje a
Manet, y el recurso anacrónico, con intención simbólica, a un cuadro de Max
Ernst, y centenares de detalles tan preciosistas como narrativamente
efectivos.)
Sorprende el uso continuado -y tan
acertado- de la elipsis.
Esta película no se estrenó nunca en los
cines españoles. Se ofrece ahora en versión restaurada -gracias en parte a
Scorsese- en la plataforma FlixOlé.
Deseando que se me borre un poco de la
memoria, en fin, para volver a verla.
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