domingo, 1 de diciembre de 2019
EL IRLANDÉS
La veo con grandes expectativas, por esa excelencia tan aclamada por muchos.
Y ya sabemos: a grandes expectativas, posibilidad de grandes decepciones.
Scorsese es siempre Scorsese. Es decir, muy bueno. Pero...
Un guión anodino, falto de tensión, errático y previsible: más hampa a granel, con todos sus recursos de catálogo de película de hampones trajeados.
Un metraje innecesariamente largo.(Daba para una miniserie,que tal vez hubiese sido una opción de formato más sensata.)
De Niro y Pacino, sobreactuando sin control.
(Joe Pesci,en cambio, impecable.)
Secundarios que parecen autómatas.
El truco del rejuvenecimiento digital, bien, vale, pero -chocantemente- sólo afecta a la cara de los protagonistas: cara juvenil y cuerpo de anciano.
Magnífica la fotografía, aunque con tendencia a recrearse en planos inertes. Momentos sublimes aquí y allá.
Asiente uno a su mensaje crepuscular, de acuerdo. A lo que tiene de canto de cisne de una época y a lo que tiene de canto de cisne -aunque esperemos que no- de un grandísimo director, de uno de los nuestros.
La expectación, en suma, no acaba del todo en decepción, sino más bien en una rara e indefinible melancolía.
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