En CRÓNICA GLOBAL me entrevista Antonio Rivero Taravillo.
https://cronicaglobal.elespanol.com/letra-global/la-charla/felipe-benitez-reyes-humoristas-literatura_150644_102.html
lunes, 25 de junio de 2018
viernes, 22 de junio de 2018
lunes, 18 de junio de 2018
MAR DE TRÁNSITO
(Poema del nuevo libro, Ya la sombra. De asunto acorde con la actualidad.)
MAR DE TRÁNSITO
El mar de los
naufragios silenciosos,
de los
navegantes furtivos.
El silencioso mar
de los naufragios.
El mar que no
conoce a quien lo surca.
La noche del
sigilo y la esperanza.
La quilla de una
barca zozobrante.
El mar que nunca
sabe quién lo surca.
Ese miedo
hacinado
de quienes ven
la noche y ven la nada.
El oleaje negro
de la noche.
Navegantes
insomnes y hacinados.
Y el horizonte
en sombra que es la nada.
El oleaje sin
forma de la noche.
El horizonte
ciego de la nada.
Camino a un
paraíso, los que tiemblan.
Camino a un
paraíso tras la noche.
Los cuerpos con
el frío de la noche.
Camino a un
paraíso en que es de noche.
Y el ruido del
mar que es un idioma.
Las tinieblas
acuáticas.
La oscuridad que
habla en un idioma
que no tiene
palabras ni sentido.
Fantasmas bajo
el mar. La noche muerta.
El mar de los
naufragios silenciosos.
El mar que no
conoce a quien lo surca.
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domingo, 17 de junio de 2018
LA DIETA DE LA DIETA
(Publicado ayer en prensa)
Hay personas de naturaleza
recelosa que se preguntan que para qué sirve el Senado, de igual modo que hay
otras que se preguntan por la utilidad de, no sé, la pintura abstracta rumana.
La respuesta es sencilla: el Senado sirve para ser Senado y la pintura
abstracta rumana sirve para ser pintura abstracta rumana, al margen de la
utilidad que ambas cosas puedan tener para los españoles o para los rumanos, lo
que sería un asunto digno de un análisis un poco más complejo.
Pero,
aparte de para ser Senado como cosa en sí, el Senado sirve para que las
personas que dan sentido institucional a esa abstracción cobren dietas acordes
con la importancia de su labor en dicha abstracción, a lo que hay que sumar la
importancia que tiene el Senado por sí mismo, según ya hemos apuntado. Creo que
estaremos de acuerdo en que una persona que, aparte de su sueldo, cobra dietas
no tiene más remedio que ser feliz, pues muy sombrío hay que tener el ánimo
para cobrar dietas y andar por el mundo quejándote de tu suerte, dado que esa
queja sería más propia de alguien que está haciendo dieta, ya sea forzosa o
voluntaria.
Pero
siempre hay enemigos de la felicidad: los senadores de Unidos Podemos pidieron
la supresión de esas dietas (120 euros diarios para viajes nacionales y 150
para viajes internacionales) y que a sus señorías se les abonasen aquellos
gastos de los que presentaran justificantes, dado que los senadores viajan con
todos los gastos pagados, que se estiman entre los 1000 y los 2000 euros por
jornada, según anden los precios en la autonomía –ya sea histórica o
ahistórica- o en el país de destino al que acudan para resolver los asuntos
propios de una cámara de representación al fin y al cabo territorial.
Afortunadamente, los senadores del PP, del PSOE y del PNV se apresuraron a desestimar
mediante votación democrática esa medida descabellada y antidietética.
Y
es que ¿cómo vamos a exigir a nuestros representantes que lleven el bolsillo
repleto de facturas y que, además, tengan que contabilizarlas? Para eso
necesitarían un asesor, lo que los equipararía en plebeyez a los empresarios y
a los autónomos, esos seres mezquinos que tienen que administrar una factura
incluso si lo que compran es un paquete de folios. ¿Cómo va a compararse, en
fin, la barra libre del sistema de dietas con el fatigoso trabajo de presentar
facturas? ¿Y si a un senador se le antoja comprar en Lisboa un gallo de
cerámica? ¿Y si otro se encapricha de una caja de bombones en el aeropuerto de
Bruselas? ¿Y si mandamos a un senador a Argentina y se empeña en comprar la
cabeza disecada de un novillo? ¿Y si alguno, para aliviarse la tensión, acude
a una sauna tailandesa? Porque son humanos también. Porque también tienen
sentimientos.
No
les compliquemos, en fin, las cosas, que demasiado tienen con lo suyo. Sea lo
suyo lo que sea.
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sábado, 16 de junio de 2018
Reseña de Javier Lorenzo Candel en INFOLIBRE:
https://www.infolibre.es/noticias/los_diablos_azules/2018/06/15/tiempo_espacio_83974_1821.html
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https://www.infolibre.es/noticias/los_diablos_azules/2018/06/15/tiempo_espacio_83974_1821.html
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viernes, 15 de junio de 2018
martes, 5 de junio de 2018
MORAL APLICADA
El ser humano tiende a exigir
ejemplaridad al prójimo, al margen del grado de ejemplaridad que cada cual se
exija a sí mismo, que es un grado que suele coincidir con el de la absolución
plenaria: no hay monstruo que no cuente con argumentos razonados que
justifiquen su monstruosidad.
Comoquiera
que estamos en una época marcada por la revisión de algunos patrones tradicionales,
lo que no deja de ser una necesidad evolutiva para una convivencia más
armoniosa entre actitudes divergentes, hay quienes someten a algunos artistas,
tanto del presente como del pasado, a un escrutinio moral severo, cabe suponer
que al dar por hecho que la valía de una obra artística debe corresponderse con
la valía humana de su creador. Bien, el punto de partida puede ser más o menos
razonable –aunque no mucho-, pero el de llegada puede resultar disparatado.
Se
supone que lo importante de una obra artística no es quien la crea, sino la
obra en sí, a pesar de que, desde los tiempos en que los artistas dejan de ser
anónimos y se convierten en una marca, creador y creación resultan
indisociables. Si leemos, qué sé yo, el Quijote,
sería un criterio un tanto exótico el de hacerlo con el malestar ético que pudiera
provocarnos el hecho de que su autor fuese encarcelado por distraer dinero
público o de que ensalzara las gestas militares. El pintor Caravaggio fue un
asesino. Beethoven era racista. Inflexiblemente clasista fue Virginia Woolf. A
Hemingway le fascinaban las corridas de toros y la caza y tenía 20 armas de
fuego. Picasso fue un misógino egolátrico. Hay quien se anima a invalidar la
obra poética de Neruda por haberse portado mal con su primera mujer y con la
hija enferma que tuvieron. Etcétera. ¿Y bien? Las valoraciones morales
retrospectivas no sólo suelen incurrir en el anacronismo, al actuar sobre las convenciones
específicas de una época con la mentalidad de otra época, sino que también
dislocan un misterio de orden más o menos ontológico: los creadores no tienen
por qué estar a la altura de sus obras, sino, en cualquier caso, estar por
encima de sí mismos cuando las crean. Las buenas creaciones nos sitúan, ya
seamos creadores o consumidores de ellas, por encima de lo que somos, y raro es
el lector de una novela, por mezquino o mindundi que sea en su vida privada,
que no esté a favor del héroe y no del villano.
Este
propósito de equiparación moral entre el autor y su obra puede propiciar temeridades:
suponer que la novela Lolita, por
ejemplo, es una exaltación de la pederastia, lo que sería tan razonable como concluir
que el Frankenstein de Mary Shelley
es un ensalzamiento de la cirugía plástica o que Moby Dick es una apología del maltrato animal.
Con
estas nostalgias inquisitoriales conviene andarse con cuidado, ya que todo
tiene su contrapartida: si condenamos obras artísticas y literarias en función
de nuestros parámetros morales, estamos abriendo la puerta a la legitimidad de la
condena de otras cosas por parte de los defensores de una moral opuesta. Y
entonces a ver. Porque el mundo del arte, el de la ficción, ocurre en sí mismo,
y en última instancia resulta inofensivo, pero no me atrevería a decir lo mismo
de la realidad.
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lunes, 4 de junio de 2018
YA POR AHÍ
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(Reseña de A. Rivero Taravillo: http://fuegoconnieve.blogspot.com/2018/06/fulgor-de-los-espejos.html )
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