EDICIÓN DE 100 EJEMPLARES NUMERADOS Y FIRMADOS POR EL AUTOR.
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sábado, 19 de julio de 2014
domingo, 6 de julio de 2014
Alguien
debería decirles a los responsables de los telediarios que sí, que ya
sabemos que en Pamplona se celebra ahora San Fermín, que es el santo que
más gora. Que ya sabemos que hay gente que corre delante de los toros y
toros que corren detrás de la gente, aunque siempre hay un toro que se
rezaga y algún guiri que resulta corneado como detalle de legitimación
folclórica. Que ya nos conocemos de
memoria el ritual del chupinazo y el de tirarse al vacío desde la fuente
Navarrería. Que ya sabemos el color que tiene una camiseta blanca
empapada de vino tinto y lo de las muchachas exhibicionistas. Que ya
sabemos que hay gente que duerme en la calle o que no duerme. Que
sabemos lo de Hemingway, etc. Y, sobre todo, y lo más importante: que no
vemos llegar el día en que se cante el "Pobre de mí" para que los
telediarios hablen de otra cosa y se asienten nuestros saberes
enciclopédicos sobre los sanfermines.
viernes, 4 de julio de 2014
ENTREVISTA
En Diario de Cádiz, a propósito de Política y polichinela.
http://www.diariodecadiz.es/article/entrevistas/1808974/tengo/mucho/respeto/perogrullo/como/opinador.html
http://www.diariodecadiz.es/article/entrevistas/1808974/tengo/mucho/respeto/perogrullo/como/opinador.html
miércoles, 2 de julio de 2014
martes, 1 de julio de 2014
MODALIDADES
Comoquiera que en España tenemos
una experiencia privilegiada en ese particular, la corrupción política va
perfeccionándose, ramificándose y estableciendo sus jerarquías específicas. La
insistencia acaba dando, en fin, sus frutos, así sean amargos.
En primer lugar
estaría, por derecho propio, la corrupción a secas, la corrupción por
antonomasia: la que parte de la iniciativa particular de un individuo para
corromper de paso, y de rebote, al sistema, que para eso está, pues parece
claro que, a estas alturas, casi todo el mundo se ha hecho a la idea de la
imposibilidad del desarrollo de las utopías, mientras que las distopías vienen
solas. Ese lugar prominente corresponde, según decía, a la corrupción de toda
la vida: nuestra corrupción cañí, heredera de los modales propios del bandolero
que se lleva el botín a punta de trabuco, aunque, en atención a los tiempos y
al espíritu que debe regir las sociedades avanzadas, el trabuco haya sido
sustituido por la magia administrativa, ya sea aplicando el arte de la
prestidigitación a unos ERE o las mañas del escapismo a los fondos para unos
cursos de formación.
Una
vez reconocido el predominio y arraigo de esa modalidad, no debemos pasar por
alto otros rangos de corrupción que, no por menos vistosos, resultan menos
malolientes ni menos honorables. Podría hablarse de vicecorrupciones y de
semicorrupciones, por no hacer el catálogo demasiado extenso y que, al final,
los corruptos acaben liándose y no sepan con exactitud en qué modalidad se
enmarcan sus acciones.
De
todas formas, lo peor de la corrupción no es tanto la corrupción misma como las
excusas de los corruptos pillados en falta. Ahí entra en juego –“Yo no he
sido”- otro tipo de corrupción: la de la inteligencia. Si la hubiere.
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