A las paradojas célebres (la de Schröndinger, la de Codman, la de Zenón
de Elea...), habría que sumar la paradoja de Repsol: baja el precio del
petróleo y sube el precio de los carburantes.
Una de las más escandalosas estafas que estamos padeciendo y que encima está pasando desapercibida. Las petroleras tardan semanas en repercutir las bajadas del precio del barril y sólo horas en hacer lo propio con las subidas. Y mientras, organismos como la Comisión Nacional de la Competencia, que pagamos con nuestros impuestos, sin decir ni pío.
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Una de las más escandalosas estafas que estamos padeciendo y que encima está pasando desapercibida. Las petroleras tardan semanas en repercutir las bajadas del precio del barril y sólo horas en hacer lo propio con las subidas. Y mientras, organismos como la Comisión Nacional de la Competencia, que pagamos con nuestros impuestos, sin decir ni pío.
La salvación no está en la política. Es la literatura la que nos hará felices.
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