miércoles, 25 de septiembre de 2013

O T O Ñ O



La caída mecánica de un oro evanescente:
la hojarasca sin rumbo que naufraga en el viento.
Y esta serenidad de una abstracción que muere
en las manos del frío, con sus uñas de hielo.
Y el temblor de las hojas. Y el temblor de las fuentes:
el agua prisionera que rompe su silencio.
Y esa luna suicida entre nubes de éter.

Y el tiempo que se va para ser tiempo.






 .


F.B.R. (del libro La misma luna, 2006)

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4 comentarios:

Antonio Rivero Taravillo dijo...

Magistral todo el poema, pero en especial ese endecasílabo final tras los alejandrinos, como una prisa del tiempo por marcharse -vámonos que nos vamos-, abreviando. También muy manuelmachadiano. Tanto, que me pregunto si el sevillano, que tan bien acabas de antologar, no será un heterónimo tuyo... Gracias, hoy aquí, y por el poema más que por el timepo climatológico, se puede decir que ha entrado de verdad el otoño.

Eugenio dijo...

Está muy bien ; la luna no parece un pedazo de tierra escindida sino un planeta muerto según el nuevo video , donde se ven las dos caras , una esfera perfecta .

Microalgo dijo...

Yo debería visitar más su poesía. Soy un prósico de la vida, pero de alguna manera tendré que empezar a imbuirme. Digo yo.

Ah, su último, por cierto (en la acepción de "más reciente", por favor), buenísimo. Aunque me angustió mucho el de la pareja en el crucero. Un montón. Qué pesadilla.

L.N.J. dijo...

Hace poco le decía a un amigo escritor: ya mismo empiezan los escritores en sus blogs a escribir o a poner sus poemas de otoño. Y he aquí el primero que he leído.
Los cambios de estaciones merecen su entrada literaria y el otoño especialmente es precioso cuando esos árboles quedan desnudos para vestir las alamedas y los jardines con sus hojas secas. Con ese olor y ese color marrón donde andar sobre ellas es un sueño mágico.

Bonito poema,

saludos.