martes, 7 de septiembre de 2010

EX PRESIDENTES




















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Ojalá me equivoque, pero mucho me temo que, a veces, ser ex presidente de un gobierno resulta más difícil que ser presidente de un gobierno. ¿Por qué? No lo sé, pero el caso es que uno no puede evitar acordarse de las miss mundo salientes cuando oye hablar a un ex presidente de gobierno, que siempre tiene algo de rey destronado: ese aire majestuoso de petulancia y de héroe venido a menos, propio de alguien que ha tenido un país en la mano y que ahora se limita a tener en la mano un rastrillo de jardinería o una raqueta de pádel.


Para aspirar a la presidencia de un gobierno supongo que hay que disponer de un tipo peculiar de carácter. Conozco a gente que aspira a ser gerente de una empresa, a ser un carpintero fiable o a ser un médico eficaz, pongamos por caso, pero no conozco a nadie que aspire a ser presidente del gobierno, aunque tengo que reconocer que mi círculo de amistades no es demasiado amplio. Quien aspira a la presidencia de un gobierno debe de alimentar algún tipo de síndrome de redentor, porque no creo que nadie aspire a ese cargo con el convencimiento de que va a llevar su país al desastre, aunque el fluir de la Historia nos indica que de todo hay. Cuesta trabajo, en fin, imaginar cómo trataríamos a un amigo que un día proclamase su aspiración a la presidencia del gobierno, y no habría que descartar que le atribuyésemos un trastorno más o menos napoleónico.


Cuando un presidente de gobierno está en activo se ve obligado a aparentar sensatez, prudencia y mesura en su discurso, porque los presidentes majaretas no creo que tengan demasiado porvenir fuera de Venezuela. Ahora bien, cuando un presidente de gobierno se jubila como tal, hay ocasiones en que uno no puede dejar de sentir un poco de compasión por esa figura lastimosa que anda por ahí ofreciendo soluciones para un presente que ya no le corresponde solucionar y que recuerda a esos borrachitos que se dedican a evocar en los bares sus glorias pasadas, entre las medias sonrisas de su auditorio. Bien es cierto que muchos ex presidentes se dedican a dar conferencias con caché de artista triunfal, con ese aire olímpico de quien conoce los entramados más recónditos del mundo, de quien esconde en la manga los grandes remedios, de quien arreglaría esto en dos mañanas, al margen de que en su época de gobierno se dedicase a dar bandazos.


Son pocos, pero ahí están, y habría que hacer algo por ellos, porque de lo contrario van a tener una mala vejez: recordando menos lo que hicieron cuando les tocaba que lo que pudieron haber hecho cuando les tocaba hacerlo a otros, porque casi nadie se sustrae a la tentación de dar lecciones magistrales a toro pasado. Compremos varias islas, no sé, y mandémoslos allí en condición de virreyes, por ejemplo. A ver si de ese modo se aplacan, digo yo.


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17 comentarios:

Miguel Ángel dijo...

«Un ex presidente es como un jarrón chino, que siendo tan valioso nadie sabe dónde colocarlo y al final acaba estorbando en todas partes». Así se definió en algún momento Felipe González tras dejar la Moncloa, parece ser. Siempre me pareció una muy expresiva manera de definirse, y a buen seguro que esa sensación no es sólo y exclusiva de los que fueran Próceres de la Patria alguna vez.

Totalmente de acuerdo con Vd. en dar salida a tanto potencial perdido fomentando un exilio dorado mediante la compra de islas. Me sé de uno que el Virreinato del Islote Perejil le vendría al pelo (o al melenazo).

Saludos.

blog dijo...

Sí, lo del virrey de Perejil está claro. También podría ser virrey de las Azores, si llegamos a un trato con Portugal.

Veraneante dijo...

España necesita con urgencia un nuevo ex-presidente. (Vamos, digo yo).

blog dijo...

...Y en el caso optimista de que lo quisieran tener allí, claro está.

blog dijo...

Veraneante, el relevo sería peor, creo.

Miguel Ángel dijo...

No creo que colase, Don Felipe. Los portugueses ya saben quitarse a sus ex próceres más inquietos enviándolos a la Presidencia de la República o a la Unión Europea, lugares donde no hacen ruido alguno. Es lo que tiene tener vecinos listos. Nos dirán que tomemos ejemplo.

Nunca debimos renunciar a Fernando Poo, que para estos menesteres nos la debió ceder Portugal, supongo.

Saludos.

Mcartney dijo...

Philippe:
Reconozco que lo de "la mala vejez" tiene su chiste.

L.N.J. dijo...

No me interesa mucho si un expresidente se siente destronado, la verdad. Tampoco me interesa porque no se queden mal ( que lo dudo ), sólo un exsecretario de un alcalde vive como un rey. Aunque quizás ellos se sienten que no saben dónde ubicarán sus culos.

Respecto al Jarrón chino de Miguel Miguel Ángel, se definió muy bien Felipe González, sólo se le olvidó decir donde tiró todas las flores marchitas y mal olientes que nos dejaron los políticos en su época.

Lo siento, pero es que son todos iguales; se salvan de uno : la mitad.

Saludos.

Microalgo dijo...

Qué maravilla de post, oiga.

¿Y hacerlos presidentes de sus respectivos bloques de viviendas? Así el Estado se ahorraría un pastaje en islas (que deben ser muy caras y estar sólo al alcance de Edmundos Danteses, narcotraficantes y gentes así) y ellos seguirían mandando, que es lo que los sulivella...

hiparco dijo...

En una isla no sé si desierta puede que sea un acierto, mira lo de Toni Blair, que va a por el Best Seller, aunque lo quisieran mantear en Dublín, por sus memorias recalcitrantes; es que antes de su definitivo mutis por el foro, necesitan baños de multitudes, por si surge un "ya lo decía yo". Ay esa megalomanía...

blog dijo...

Lo de Blair no tiene nombre. O mejor dicho: tiene un nombre muy feo.

hiparco dijo...

Un ex-presidente es un arcano de secretos clasificados, un príncipe destronado cainita, un aglomerado de reverencias pasadas, un incómodo huésped anterior, en fin, un resto impaciente podría haber sido de otro modo apodíctico; pero a veces, sin que la enfermedad o la muerte los posternen, su posición relegada proviene de la ira popular, de unas elecciones, de una marca política que la coyuntura de una época no concluyó y continúa zahiriendo en las conciencias, en un no por favor otra vez no. Pero también puede ser el capitán que saltó del barco varado en la playa, después de un bonito viaje, dejando a otros chapoteando en el mar; privilegio de capitán electo. Rara avis responsable y respondona.

Ernesto Frattarola dijo...

Me presento aquí, ya que no he podido encontrar una dirección de e-mail para hacerlo. Me llamo Ernesto Frattarola. Escribo poesía, aunque no he conseguido publicar aún. Hace un tiempo un amigo me prestó una antología llamada Poesía española reciente, en la que aparecen algunos de sus poemas, que me impresionaron. Hace unos días compré (y acabo de leer) La misma luna. Me parece un poemario maravilloso.

He enlazado este blog al mío: www.ojalancia.blogspot.com. Si por algún motivo no quiere que aparezca dicho enlace, sólo hágamelo saber y lo quito.

Saludos

Ernesto Frattarola

Veraneante dijo...

Yo lo decía por refrescar la nómina de ex presidentes, Don Felipe. Creo que éste lo va a hacer muy bien y de ahí mi impaciencia.

PD: Y que lo hagan embajador de Babia. Se lo merece, el hombre.

Anónimo dijo...

Lo malo de descubrir a un ex presidente majareta, es la pregunta que te haces, temblando, a continuación ¿desde cuando está así este tío?





De Levíes

L.N.J. dijo...

Leí a Osho hace tiempo, su libro "Intuición". Y hace referencia a la política, los políticos y el poder. El poder de la manera en la que ellos lo utilizan.

Y nosotros como los alimentamos. Será que es una cuestión natural, de siglos, o simplemente una estructura social de la que nunca nos libraremos.
Y es que la historia sin política, ¿ es historia ?, me gustaría creer que sí.

Por cierto, el perejil es un afrodisíaco; lo demás sobra todo.

Gracias.

blog dijo...

Gracias por los cometarios.

Ojalancia: por supuesto que puede dar un enlace de este blog en el suyo. Y gracias.