lunes, 9 de marzo de 2015

USTEDES SÍ QUE...



Ustedes han entendido a la perfección el mecanismo de la vida. Ustedes sí que saben. Ustedes deben de tener una cualidad esotérica o nigromántica, porque de otro modo no se explica uno lo que saben ustedes. 

Nosotros, si somos abogados de profesión, pongamos por caso, y nos empeñamos –por la razón que sea- en ejercer de médicos, no nos queda otra que matricularnos en una facultad de medicina y pasarnos varios años estudiando los huesos, los tendones, la vesícula y ese tipo de cosas, y luego hacer el MIR, y opositar, y hartarnos de hacer guardias a cambio de un sueldo de subvicesecretario de un vicesecretario de los del gremio de ustedes, y aun eso con la suerte de cara. Ustedes, en cambio, si están un día de jerifaltes en una Consejería de Justicia, al día siguiente pueden aterrizar en calidad de director general o de algo parecido en la Consejería de Sanidad, y sin más trámite que un decreto. De la noche a la mañana, con una velocidad de transformación que para sí quisiera el Hombre Lobo. Porque ustedes sí que saben. Un día aquí y otro allí. Portátiles. Siempre disponibles. Amoldados por ciencia infusa a la materia que requiera su sabiduría gestora, igualmente infusa.

Si nosotros somos albañiles en paro y convidamos en el bar a un contratista de obras con la esperanza de que ese gesto de magnanimidad y simpatía nos allane el camino hacia un empleo temporal, no se nos ocurre incluir la factura del botellín en nuestra declaración de la renta como un gasto de representación desgravable, ya que los inspectores de hacienda se nos echarían encima y sería menor el ahorro potencial de dinero que la pérdida de tiempo y la ganancia de angustia que nos traería consigo una inspección fiscal. Ustedes, en cambio, que son los que saben, han inventado el concepto metafísico de “comida de trabajo”, con cargo invariable a las arcas de su majestad, asumiendo con valentía el riesgo de un corte de digestión, ya que mal suele conciliarse el trabajo estomacal con el trabajo propiamente dicho. Pero ustedes son los que saben. 

Si nosotros faltamos un día al trabajo, lío. Si faltan ustedes, viva España. Si ustedes necesitan más coches oficiales, nosotros pagamos con gusto la subida del precio del bonobús, porque los que saben son ustedes y no nosotros, que no sabemos ni la mitad de lo que saben ustedes. Si nuestras pensiones se estancan, ustedes se apresuran a buscar la manera de que les paguemos entre todos sus planes de pensiones, que, lejos de estancarse, fluyen con la alegría de los ríos que mueven oro. Si ustedes tienen que viajar de aquí para allá para arreglarnos a los demás el destino, lo normal es que lo hagan en clase preferente, no ya porque sean ustedes quienes de verdad saben lo que hay que saber, sino porque resultaría raro que, pagando el viaje entre tantísima gente, la cosa sólo diera para un billete en clase turista. Y etcétera. 

Porque ustedes sí que saben.

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2 comentarios:

Teresa dijo...

Pues la verdad es que sí que hay muchos que saben, pero a pesar de todo, todavía creo que son mayoría los que no meten la mano en la caja ni tienen tarjeta black,ni grandes gastos de representación.Igual es que soy muy crédula, pero he trabajado, precisamente en Sanidad, unos pocos de años y no he visto esos tejemanejes.

Anónimo dijo...

Pasen ustedes... todo incluido, invita la Casa (y no la Real. Eso otra...)




Uno de la Judería