(Publicado ayer en prensa)
Es posible que nuestro país
empiece a tener remedio en el preciso instante en que asumamos que no tiene
remedio posible. A partir de ahí, cabe la eventualidad de que se detone una
fuerza misteriosa, un impulso entre espiritual y telúrico, que si bien es más
que probable que no solucione nada en concreto, también es vagamente probable
que nos active al menos la vergüenza, tanto la ajena como la propia, tanto la
que tenemos como la que nos falta: el avergonzamiento como bien colectivo,
digamos, a pesar de que el hecho de sentir vergüenza nos resulte vergonzante,
cuando no vergonzoso: un sentimiento del que nadie se ha atrevido a presumir a
lo largo de la historia, y menos aún entre los componentes de la clase
política, que suelen dejar la vergüenza en casa en cuanto juran un cargo, ya
que un político susceptible de avergonzarse de sí mismo no puede aportar nada
bueno no ya a la sociedad, que eso es lo de menos, sino a la espontaneidad de
las decisiones y actuaciones del político en cuestión, que es de lo que se
trata: que ellos se manejen con desahogo.
Hemos
ido dejando el país en manos de gente peligrosa, como consecuencia de lo cual
se ha convertido en un país no sólo peligroso, sino también en un país en
peligro como tal; es decir, muy fragilizado como ámbito convencional para una
convivencia sustentada en unos equilibrios sociales razonables y no en la pura
majadería institucional y administrativa.
Nos
escandalizan los casos de corrupción política, y hemos focalizado en ellos
nuestra rabia, como si, al margen de esa esfera, todo fuese pureza y rectitud -incluidos
por supuesto nosotros, pagadores religiosos de todo el IVA que nos pongan por
delante y escrupulosos tributantes que no sisamos ni un céntimo al fisco, más o
menos. Pero aunque la corrupción política sea el detonante estelar de nuestras
indignaciones, no nos olvidemos de otras corrupciones más silenciosas: las que
se llevan a cabo en el sector militar, en el policial, en el universitario, en
el sanitario, en el judicial, en el funcionarial o en el periodístico, por
ejemplo. Cuando alguien decida meter la mano en esos pozos ciegos no ya para
denunciar casos pintorescos y ocasionales, sino para desvelar un entramado
endémico de podredumbre, ya veremos qué fangos saca, y a ver qué cara se nos
queda.
En
estos momentos, estamos asistiendo a un espectáculo de corrupción política que,
sin que sirva de precedente, no tiene relación directa con el dinero, sino con
un concepto abstracto: el infantilismo. Llevamos siete meses sin gobierno y los
profesionales del bienestar común continúan con su juego temerario: el del
descrédito de la política desde la política. Simulan ocultar estrategias para
ocultar su irresponsabilidad. Aparentan no aparentar que aparentan. Fingen,
pero no fingen: son así. Extrañas criaturas.
.
4 comentarios:
No vale con asumir que no hay remedio, el mal del España está generalizado en todo el mundo cristiano, blanco y capitalista.
El punto de no retorno ya se sobrepasó y para que cambien las normas y asistamos a un posible nuevo capitalismo tendremos que asistir a actos de barbarie, barbarie insisto, que obligará un cambio obligatorio y ahí esta el dilema de verdad. El Camino?, solo hay un camino viable, el basado en la tecno ecólogía y el conseguir que todo el mundo tenga una renta básica, impedir que los que tienen mucho sigan con el sobrante, ya que el cambio solo será posible después de que asistamos a hechos apocalipticos que solo podemos imaginar.
Los Reagan y Teacher abolieron las leyes que protegían al mundo de la crisis, todos conocemos los motivos de la crisis y sus sintomas.
La gente no quiere creer que EEUU no pagará la deuda a pesar de que agencias de valoración digan que es tripleA positiva.
La primera ley debería ser para proteger el tejido industrial europeo para no activar la espita antes de tiempo, el capital no puede moverse libremente sin que produzca estragos en el paro. Lo cierto es que politicos y sindicalistas tienen trabajando a sus familiares, y saben que ser corruptos no conlleva cárcel, por eso se han tomado la politica como profesión.
La Corrupción sigue, todos los años hay un presupuesto que dilapidar e irse de rositas, además los infames de todo tipo y color nos quieren dar lecciones cuando tienen una cultura zarrapastrosa.
Se portan como extrañas criaturas, son el brazo armado de la corrupción ( sopa boba para los electos) pero sabemos quienes son.
Hace tres dias escuché a A.Grandes decir que es que los españoles nos metimos a saco en el crédito porqué siempre hemos sido pobre, ojalá tuviera razón, pero pasó en EEUU y lo que sucedió fue una estafa.
¿ quien se ha beneficiado de la crisis y encima nos entretiene?: Internet,
los cacos transfugaron lo que robaron con sus bancos y fondos de inversion al negocio del algoritmo, con lo sisado nació Silicon Valley, allí vino el mesías Google, el nuevo Dios verdadero.
Las empresas de San Francisco apenas tienen trabajadores para su elevado valor bursátil, pero además sus avances roboticos permiten a empresas con muchos trabajadores, prescindir de ellos.
España y su gobierno sufren las leyes de esa Europa que se comieron las suprimes de los corruptos americanos, los españoles no somos culpables, ningun ciudadano del mundo lo es, el devenir era ese y no hay leyes en el Mundo que lo impidan, las calificaciones de las deudas de los paises de blancos cristianos son pura falsedad, una fakedeuda.
Ya veremos como se lo toman en otros paises ( UK o Francia) cuando explote la burbuja, y el poder adquisitivo y valores inmobiliarios se deprecien.
El crédito barato es una golondrina que no volverá, el cambio solo se dará cuando se culmine el caos, cuando a la fuerza ahorquen.
En casi todo el mundo se vive o se muere de forma apocaliptía, es bueno que la gente sepa a que se enfrentan, y que comprendan que nuestro futuro pasa porqué seamos honrados y solidarios. Para vencer hay que enterrar este sistema y articular uno más humano, cuanto más humano: menos malo
En este país gusta ser subditos próximos a los poderes, a sus ventajas y sinecuras, o totalmente ajenos a ellos, escapando de responsabilidades. Creamos nuestros mundos de intereses, justificaciones y complacencias y huimos de intentar ser ciudadanos con derechos y obligaciones. El escenario de la política es un espejo de lo que somos. Y así vamos trampeando a lo largo de nuestra historia, de forma azarosa, traumática y casi siempre carente de un sentido colectivo, que ampare a todos.
Desde mi modesta opinión, es la hora de los intelectuales conscientes (de lo contrario su intelectualidad dejaría bastante que desear) y concienciados con el problema actual, de graves consecuencias si no le ponemos remedio. Son los que tienen que agarrar la bandera del cambio verdadero, que funcionen para sus conciudadanos como el faro que ha de guiar los pasos de la gran muchedumbre con hambre (lamentablemente también en el sentido digestivo de la palabra) de justicia real que transforme de una vez por todas la apreciación ciudadana actual de la Carta Magna como mero papel mojado en el mar de la sinrazón y las desigualdades cotidianas.
No se trata de que formen un partido político, sino que una gran cantidad de ellos, los valientes, lleven a cabo un proyecto que reúna a quienes se sientan comprometidos, utilizando la literatura, la filosofía, la música la pintura, la escultura, el cine o cualquier tipo de arte que ejerciten como material de reflexión profunda y que consiga despertar a aquellos que se encuentran en estado de inconsciencia inducida por los instrumentos de distracción masivos (¿los adivinan?).
Actualmente, estos pensadores tratan desde sus artículos de opinión ubicados en algunos periódicos o blogs personales llevar a cabo este proceso necesario de "iluminación" que incite a la reflexión de lo que sucede a nuestro alrededor y permita identificar de qué modo afecta a nuestras vidas. Lo que hacen es necesario, pero lo asemejo a estrellas aisladas en el firmamento de las posibilidades, las cuales se podrían incrementar si mantuviesen el contacto y brillasen siguiendo una coordinación expositiva que diera como resultado una constelación de almas nobles mucho más visible.
Lo que imagino es una acción conjunta que haga que la legión que somos todos los hombres y mujeres de ningún lugar (como diría Lennon) se pongan de acuerdo en algo evidente: sírvete a ti mismo o serviros a vosotros mismos, que nadie de arriba se preocupa por vosotros. Y a partir de ahí poner en funcionamiento un cambio verdadero que busque hacer que la Justicia y la democracia se aproximen, en vez de alejarse cada vez más, a la realidad.
El Fantasma de la Canoa.
Un intelectual tiene que ser un franco tirador, no puede ser de ningún partido, ser un escritor o un actor no significa ser un intelectual, un intelectual va contra lo establecido con independencia de sus ideas politicas, y de su status quo.
Una vez hecho este añadido, estoy muy de acuerdo con el comentario de El Fantasma de la Canoa, que bien se podría tomar como base de un manifiesto.
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