miércoles, 31 de julio de 2013

CUBIERTA DEFINITIVA



































ESTARÁ DISPONIBLE
LA PRÓXIMA SEMANA


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http://interrogante-editorial.blogspot.com.es/

sábado, 27 de julio de 2013

(Un poema de asunto veraniego)

CINE DE VERANO

 


Las noches de verano de mi infancia
son un tiempo inmortal y son un cine
que brindaba en su alquimia luminosa
vibrantes sucesiones de espejismos:
la glorificación sangrienta de los héroes,
la esencia desolada de un desierto
 

o el deseo expresado frutalmente
en el rouge pecador de una muchacha
que cifraba la esencia de un misterio
que el tiempo no desvela.

Las noches de verano de mi infancia
son un tiempo inmortal que muere en mí.

Yo le cavo esta fosa. Y esculpo este epitafio.


 


(De Escaparate de venenos, 2000)

lunes, 15 de julio de 2013

LOS OTROS VERANOS



El verano es el tiempo de las expansiones alegres, esforzadamente alegres tal vez, quizá un tanto sacrificadamente expansivas, ya que la diversión exige su esfuerzo, un propósito en ocasiones agotador, una voluntad extenuante de pasarlo en grande o simplemente de no hacer nada, que es algo que cuesta mucho hacer, pero también es el tiempo, a partir al menos de ciertas edades, de las melancolías, de los recuerdos que regresan sin porqué desde su limbo o desde donde quiera que estén agazapados.

            Se acuerdo uno, no sé, del vendedor de patatas fritas, el más veloz de todos los vendedores ambulantes, al que había que perseguir para comprarle un cartucho, ya que iba siempre como quien pisa brasas, como dado a la fuga, con su gorrilla ladeada, menudo y chulapón, requebrando a las muchachas como si en vez de patatas fritas llevase en el canasto, para regalar, un surtido de escamas de oro.

            Se acuerda uno también del vendedor playero de bombones helados, con su camisa y sus pantalones de blancura casi fantasmal, con su bidón acorchado en bandolera, siempre con prisas, ya que el sistema de conservación del frío no era el idóneo y los helados se reblandecían, licuando el recubrimiento de chocolate y dejando la mercancía fofa y sin salida comercial posible, pues nadie estaba dispuesto a comprar un bombón que, nada más sacarlo del envoltorio plateado, le pringase los dedos y se deshiciera como un iceberg dulce y mulato. 

            Se acuerda uno del vendedor de camarones y cangrejos cocidos, un señor que mantuvo durante varios años la ilusión de ser torero hasta que los toros se encargaron de transformarle la ilusión en pesadilla; con su guayabera blanca de patriarca calé con influjos coloniales, con el género cubierto con un paño húmedo para que no se resecara, con su pregón minimalista de voz ronca: “Cangrejos, camarones”.

            Se acuerda uno de aquellos comerciantes de boquerones que improvisaban su despacho en la orilla misma, vendiendo a ojo. (Los niños recogíamos los que saltaban de las cajas y se retorcían en la arena como filamentos de mercurio y procurábamos que sobrevivieran en nuestros cubos de colores, pero al rato el pececillo flotaba muerto, muerto de falta de mar.) Se acuerda uno del vendedor de dulces, puntual a la hora aproximada de la merienda. Del vendedor, también, de las tortas de polvorón recubiertas de azúcar glacé, que no era, en principio, una mercancía muy adecuada para los calores, porque algo tenían aquellas tortas de desierto reconcentrado, y comerte una era como hacer pasar el Sáhara mismo por la garganta.

            Se acuerda uno, en fin, de cosas. El tiempo tiene eso: que es siempre una maraña de presente y de pasado, ya que al futuro más vale dejarlo en el sitio que le corresponde, que es el propio de las meras conjeturas.
            Llega el verano y llegan, como decía, las expansiones. Entre ellas, como ven, la de recordar otros veranos.

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miércoles, 10 de julio de 2013

Rajoy rima con "hoy", pero tiene bastante difícil lo de rimar con "mañana".
Bárcenas tiene más inéditos que Pessoa.

martes, 9 de julio de 2013

ANDRÉS TRAPIELLO sobre "CADA CUAL Y LO EXTRAÑO"

Hoy, en su blog, Andrés Trapiello comenta mi libro de relatos.

Generosidades aparte, en unas cuantas líneas desentraña la condición esencial de un cuento: de dónde viene y adónde pretende ir.

Este es el enlace:





PLAN PARA UNA NOVELA



-Época difusamente medieval

-Un país en que reina un bobalicón que practica el pluriempleo como comisionista internacional a la vez que se dedica a la depredación sexual de princesas extranjeras, un poco a lo Benny Hill.

-Un encantador de infantas que se arruina al construirse un palacio a imitación de los de los sultanes y que se ve obligado a dedicarse al robo para pagar ladrillos, con la connivencia de los grandes señores feudales. 

-Un virrey con la baba caída y con el pelo teñido que mantiene la paradoja de que es indispensable arrasar el territorio para salvar el territorio.

-Un avieso vigilante del tesoro que acaba encerrado en las mazmorras del castillo.

-Una bruja diferida que parece que se trabuca al hablar, pero que en realidad está profiriendo exóticas y ancestrales fórmulas manchegas de hechicería para apoderarse de la voluntad del populacho.

...Abandono el proyecto: no resultaría creíble.


domingo, 7 de julio de 2013

EL OVNI INVISIBLE

El calor es la verdadera invasión extraterrestre.

VISTO LO VISTO...

   Visto lo visto en los reportajes, no entiende uno cómo el ayuntamiento de Pamplona no declara a Hemingway, a título póstumo, persona non grata.

EL LEVANTE

De repente, la atmósfera se vuelve grávida y tersa, se hace espesa la luz y a la vez más diáfana, el pensamiento se nos nubla y parece afilarse como un cuchillo, con ganas de herir. 

"Viene levante".

Llegan bandadas de insectos, se cuelan en las casas. Libélulas y diablillos verdosos, con sus élitros como de cristal resquebrajado.

Los perros ladran sin porqué…

Y el viento de levante rompe al fin, suntuoso y demente, doblegando los árboles, dando vuelo a las arenas, batiendo puertas y ventanas, y el mundo parece entonces un espejismo oscilante, un lugar medianamente maldito. 

La gente camina cabizbaja, con porte sombrío de conspiradores, con mirada huidiza. En el cielo, las gaviotas planean igual que cometas, inmóviles casi, momificadas en el vacío. La playa es un remolino de oro. Apestan los husillos, porque este viento remueve incluso los submundos.

Pasa por la realidad, en fin, el dios pagano, el dios invisible y loco, y todo tiembla.

martes, 2 de julio de 2013

NUEVA UTILIDAD PARA LIBROS INÚTILES



de EKATERINA PANIKANOVA

DOS FRASES

La paella no es fotogénica: siempre sale con aspecto de engrudo.
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Lo peor de lo peor es que nunca lo es del todo.

lunes, 1 de julio de 2013

POSIBILIDADES



Uno de los conceptos más obscenos y tal vez más absurdos de cuantos circulan entre nosotros es el de haber vivido por encima de nuestras posibilidades, ya que resulta difícil tener posibilidades si no se tienen posibilidades. En cualquier caso, hacer posible lo imposible no deja de ser un malabarismo portentoso y digno no sólo de aplauso sino incluso de ser integrado, como número estelar, en una función de circo.


            El disfrute de una imposibilidad implica una imposibilidad en sí mismo, lo que no impide que mucha gente asuma retrospectivamente la culpa de ese disfrute con ánimo penitencial, arrepentida de haber hecho lo que de ninguna manera pudo hacer. No sabe uno desde dónde se ha implantado ese espejismo de pecado colectivo, hasta el punto de que incluso los más inocentes acaben sintiéndose culpables de una falta no sólo ajena sino también inexistente. Es probable que desde el pecado original ningún otro pecado genérico haya conocido, en fin, una implantación tan exitosa.


            Convendría analizar las posibilidades antes de calibrar lo que está –o estuvo- por encima de esas posibilidades. Recibías, por ejemplo, una carta de tu banco en la que te adjuntaban un cheque simulado por valor de 9.000 euros, reintegrable en menos de 24 horas. Comoquiera que el banco desconfiaba de tu capacidad de imaginación con respecto al uso que podías dar a ese importe, te ofrecía incluso sugerencias: cambiar de coche, renovar tu cocina, hacer un crucero, celebrar una boda equiparable a la de Caná o un bautizo con rango de boda babilónica. Esa era la posibilidad. Si se hubiera tratado de una imposibilidad, en su variante de cosa que está por encima de la posibilidad, esa carta no hubiera sido posible. Pero lo era: posible como ella sola. Si dejabas pasar la ocasión, recibías otra carta idéntica a los quince días, para recalcarte la posibilidad de disfrutar de esa posibilidad, al parecerle imposible a tu banco que renunciases a la posibilidad en cuestión. Si ibas al banco y retirabas ese dinero, ya fuese para destinarlo a la cocina o al crucero inolvidable, no estabas por encima de ninguna posibilidad, sino a la altura exacta de tus posibilidades, y el tiempo ha demostrado que quien estaba por encima de sus posibilidades no eras tú, sino el banco, por esa cosa tan rara que tienen los bancos de no entender demasiado de cuentas.


            Ibas a firmar una hipoteca y, en vez de darte el 70% del valor, te ofrecían el 120%, para que tuvieras la posibilidad de armonizar el estreno de la vivienda con el estreno de un coche. Esa era la posibilidad. No algo que estaba por encima de la posibilidad, sino la Posibilidad en persona. No una posibilidad flotante, alzada sobre la cabeza de la gente, sino la posibilidad a ras de suelo, la posibilidad rastrera. La posibilidad más posible de todas las posibilidades. Esa posibilidad, en fin, que han vuelto imposible precisamente quienes tuvieron la idea diabólica de hacer posible lo que no lo era.

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