lunes, 26 de diciembre de 2016

LLUVIA MANIPULADA

(Publicado el pasado sábado en la prensa)




Uno de los grandes defectos de la realidad común es su habilidad para disgregarse en realidades particulares, y de ahí suelen venir los grandes líos. Por ejemplo: los científicos atmosféricos niegan tajantemente la manipulación climática por parte de nuestros gobernantes, en tanto que existen asociaciones que denuncian un programa interestatal secreto, a escala planetaria, no sólo para llevar a cabo dicha manipulación, sino también para fumigar a la población desprevenida con productos químicos como el bario o el estroncio, que no sabe uno qué serán ni qué efecto tendrán sobre nuestro organismo, pero que suenan a cosa imponente y peligrosa, sobre todo si cayeran en manos de sociópatas del tipo Fu Manchú. 

            El domingo pasado, una de esas asociaciones convocó una manifestación en Almería para denunciar el “sistema quitalluvia” que, según parece, unos políticos especialmente malvados aplican a aquella provincia para beneficiar los cultivos (¿?) y el turismo. La convocatoria tuvo poco éxito por culpa de las lluvias pavorosas que padecía en aquellas jornadas la región, de ahí que los convocantes llegaran a la conclusión científica de que los manipuladores climáticos habían boicoteado la protesta con aquellos chaparrones torrenciales, a la manera en que se hacían las cosas en los tiempos que narra el Antiguo Testamento: a lo grande. Se ve que al operario encargado de la manipulación pluvial se le fue la mano con el potenciómetro que regula allí las precipitaciones. Y se dice uno: “Hombre, ni tanto ni tan poco”. Porque una cosa es fastidiar una manifestación prolluvia mojando un poco a la gente y otra cosa muy distinta que los coches acaben navegando por las calles. 

            La mente humana disfruta del ansia natural de conocer la verdad, aunque lo malo suele ser que la encuentre. Si das por cierto que nuestros gobernantes han acordado, en una reunión clandestina, que en Almería no debe caer ni una gota, a ver quién te saca de ahí. Si convocas una manifestación para protestar de que en Almería no llueve nunca y se da el caso cómico de que ese día está diluviando, ya sabes: afianza tu verdad a través de esa paradoja celebre según la cual la excepción confirma la regla.

            Más allá de un posible encono hacia los vendedores de paraguas, no alcanza uno a comprender el motivo por el que nuestros gobernantes no quieren que llueva en Almería y alrededores, especialmente cuando ya apenas se ruedan películas de pistoleros en sus desiertos, pero seguro que sus razones tendrán, pues no existe político que dé puntada sin hilo. En cuanto a los denunciantes de la manipulación climática, y aprovechando que el asunto afecta a aquel Far West artificial, me atrevería a darles un consejo: contratar a una tribu apache para que haga cada mañana la danza de la lluvia. Porque a grandes males, en fin, grandes remedios.


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sábado, 24 de diciembre de 2016

(En día de zambomba y almirez, un poco de autobombo)



 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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En CaoCultura hacen su selección de libros de 2016. Esta es la parte que me toca:
 
El azar y viceversa. (NOVELA). Felipe Benítez Reyes. Ediciones Destino. Barcelona, 2016. 512 pp.
 
“El protagonista de esta novela –Antonio, también conocido como Rányer, Padilla o Toni, según la coyuntura– es un pícaro fuera de lo común, noble hasta en sus bajezas, optimista por naturaleza, melancólico, donjuán de pacotilla, filósofo de barra, buen lector y aprendiz de poeta. 
 
Servidor de múltiples señores, como los pícaros de los Siglos de Oro, es escudero atónito del algún que otro Quijote y compañero de viaje de todo un elenco de esperpentos reales, locos y embaucadores. 
 
En esta novela generacional, llena de pequeños y conmovedores homenajes íntimos y algún que otro público, Benítez Reyes ha conseguido dar forma indeleble a un espacio literario absolutamente personal, así como a un personaje perdurable, digno paisano del también menesteroso gaditano Juan Cantueso de Fernando Quiñones: “Por lo demás, quiero creer que todas las vidas son esencialmente imperfectas: como si te obligaran a escribir una novela sin poder corregir ni una coma”.

miércoles, 21 de diciembre de 2016

ODA AL INVIERNO

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Porque has llegado tú,
el de las manos finas con anillos de plata,
el resoplar de los caballos
envahece la noche, y el humo de los buques
flota incierto en el aire,
y es el mar
como un légamo verde que se agita.
 
Porque has llegado tú, con tanta luna,
con ese bastoncillo de hielo en que te apoyas
—y esas plumas de pájaro que vagan por los parques—,
el viento cruje
en las ramas del árbol, y cruje en las esquinas,
arrugándose
como una carta adversa entre los dedos
de un rey loco y vencido.
 
Porque has llegado tú todo es más blanco,
y nuestros cigarrillos parecen las bengalas
de seres temerosos que deambulan
camino de su sueño
de endriagos y de enigmas, de mujeres
que jamás serían suyas de otro modo.
 
En la hora nocturna
de los remordimientos,
están tus manos frías
sobre el corazón palpitante de los bosques
de savia coagulada,
están tus manos
frotando nuestra cara como un signo de muerte,
siempre están
metidas en el agua que bebemos,
y entras así en nosotros,
porque has llegado ya, y eres el dueño
de todo cuanto el sol ha despreciado.
 
Cerremos las ventanas:
es tiempo de pensar en lo que nunca
volverá a ser ya nuestro,
porque has llegado tú,
puntual peregrino de helados dedos góticos,
y todo se recoge
sobre sí, bajo el alma, cuando siente
que están tus manos frías sobre el tiempo,
haciendo tiritar lo fugitivo.


(F.B.R. del libro Escaparate de venenos, 2000)

miércoles, 14 de diciembre de 2016

NOMBRES COMERCIALES



Igual que existe en los ayuntamientos un negociado que revisa los proyectos de los comercios que tramitan su apertura, creo que debería existir también un negociado que inspeccionara el nomenclátor de tales comercios, para evitar en lo posible los bautismos anodinos, ya que, a fin de cuentas, todos los comercios inciden en lo que ahora se llama el paisaje urbano: a lo mejor no entramos en toda nuestra vida en la Mercería Merchi, pero igual tenemos que pasar veinte veces al día por delante del letrero que la anuncia. Pues bien, y a eso iba: si existiera ese negociado, Merchi, titular de la Mercería Merchi, recibiría un escrito municipal en estos términos: “Señora Merchi, una vez revisado su expediente, le proponemos que su comercio pase a llamarse El Botón Diligente o, en su defecto, La Hebilla Versallesca. Contra esta resolución cabe recurso en el plazo de quince días hábiles”. 

            La abundancia de franquicias ha uniformado una buena proporción del comercio, de modo que no hay cosa que se parezca más a una calle comercial de Cádiz que una calle comercial de Londres. Y, dado que cualquier síntoma de globalización resulta alarmante para los partidarios de los hechos diferenciales, deberíamos extremar el celo, ya digo, en la singularización nominal del pequeño comercio.

            Podríamos empezar por las funerarias, que tienden por rutina al simbolismo lúgubre en su denominación. Se le ocurren a uno marcas diversas para estos negocios que tienen la particularidad exclusiva de que sus clientes sean difuntos: Funeraria la Sorpresa Póstuma, o incluso, si se es partidario de las acuñaciones humorísticas, Funeraria el Hasta Luego, Lucas. Podríamos seguir por las panaderías, ya que no es lo mismo una Panadería Martínez que una Panadería la Levadura Hechizada, no es lo mismo una Panadería Santa Catalina que una Panadería la Blancura Etérea. Y con las confiterías lo mismo: algo que sugiera lujuria y dulzura, capricho y pecado venial… No sé: Confitería el Cuello de Azúcar, o bien Pastelería la Perla Secreta.

            Las pescaderías son de los negocios que menos se preocupan por la búsqueda de una marca, y casi todos los pescaderos recurren a su apellido, como si los peces fuesen parte de la familia. No sé por qué, ya que hay bastante campo: Pescadería el Escualo Sigiloso, Pescadería la Caracola Meditabunda, Pescadería la Gamba Fugada… 

Las fruterías tampoco van mucho más allá, y es una lástima, porque toda fruta tiene algo de producto venido directamente del Jardín del Edén antes de que las cosas se torcieran allí por una simple manzana. No sé: el Huerto Primigenio, el Kiwi Arrepentido…

            Y, aparte de estas tonterías, qué frío.

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martes, 6 de diciembre de 2016

UN SONETO DE JOAQUÍN SABINA


Joaquín me dedica este soneto -y yo feliz- en el nº de diciembre de la revista Tinta Libre. (Los dos últimos versos son un guiño a una escena de El azar y viceversa.)
 
 
A FELIPE BENÍTEZ
 
No es tan simple abrigar al forastero
desarraigado que regresa a casa,
no es tan fácil saber lo que le pasa
por la cabeza al hombre del sombrero.

Sabe que Europa es hoy un avispero,
un carillón que mola pero atrasa,
un pan con silicona y poca masa,
un club de ricos, un invernadero.

El mar lo cura todo mal curado
y el viajero que vuelve desarmado
en busca de un jergón hosco y salobre

se encuentra cabizbajo y malherido
con ese olor a calcetín hervido
que rezuma el cocido de los pobres.

J.S.
Diciembre 2016

domingo, 4 de diciembre de 2016

Una apreciación, creo que muy sensata, de Jules Renard, con respecto a los escritores: disfrutar de la gloria justa como para que en tu pueblo no te consideren un idiota.

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