miércoles, 27 de febrero de 2013

ESCAPARATES



Un escaparate viene a ser la puesta en escena de una tentación, un diorama de los deseos supletorios, y su fracaso radica en no despertar el ansia de la posesión inmediata.

Los escaparates están para que nos detengamos ante ellos, siquiera sea para curiosear en aquello que no necesitamos o que no podemos permitirnos, y resulta desconsoladora la imagen de los transeúntes que pasan ante un escaparate sin detenerse a observar el género, aunque sea sin intención de hacer gasto, porque no puede ir uno por el mundo comprando cuanto le ofrezcan, así regalen una camisa y una corbata por la compra de un traje, así ofrezcan un 10% de descuento en un reloj de oro fabricado en Suiza, país que viene a ser una versión contemporánea de aquella deslumbrante cueva de los ladrones que descubrió en su día nuestro ilustre antepasado Alí Babá. 

Es curioso que casi todos los negocios tengan escaparate: desde la joyería a la ferretería, porque tan artículo de primera necesidad puede ser una manivela como una gargantilla de platino y esmeraldas, según ande la jerarquía de cada cual en cuestiones de anhelos primarios y, claro está, de bolsillo. Los escaparates de las ferreterías, por cierto, parecen instalaciones de vanguardia, con su abigarramiento más o menos azaroso de pernos, latiguillos, embudos, picaportes, lijadoras, alicates, navajas albaceteñas y rifles de aire comprimido, pues muy variada es la mercancía que se oferta en ese tipo de establecimientos. En cambio, los escaparates de las joyerías tienden al minimalismo, quizá porque la acumulación de joyas dispersa los antojos, y es posible que no haya coyuntura peor para el negocio que un cliente que dude entre una pulsera de Bulgari y un reloj de Cartier, porque al final lo más probable es que no se lleve ninguna de las dos cosas, por esa especie de razonamiento irrazonable que rige los caprichos. Hasta las carnicerías tienen escaparate, y aquello viene a ser la exposición pública de una escabechina en toda regla: la cabeza del cerdo por un lado y las manitas por otro, la lengua de una ternera, el lechón abierto en canal, con aspecto de angelillo adormilado del paraíso porcino…

El consumo, según dicen, cae en picado, pero ahí siguen los escaparates, heroicos y resistentes, a la espera de que algún viandante se detenga ante ellos y decida comprarse un camisón o una cristalería, un martillo o unos botines, un reloj de pulsera o un reloj de cuco, que es una de las cosas más raras que pueden comprarse, pues mucha presencia de ánimo hay que tener para convivir con un pájaro mecánico.

Hay escaparates esplendorosos y los hay muy tristes. Tan tristes, que, más que ganas de comprar algo, entran ganas de dar una limosna al propietario de la tienda. Y así vamos por las calles, en fin, entre tentaciones, pasando distraídamente ante objetos huérfanos que nos suplican tras un cristal que nos los llevemos a casa, para encontrar su sentido en el mundo, porque en el fondo se parecen mucho a nosotros.

(Publicado el sábado en prensa.)

martes, 19 de febrero de 2013

En el corazón, la lluvia suena a Verlaine.

sábado, 16 de febrero de 2013

NOCHE DE CARNAVAL



Bueno, esta noche a ponerse el disfraz. Esta noche a echarse a la calle. Esta noche a andar por ahí disfrazado de guerrero ninja, de vikingo, de emperador de Roma. Esta noche a no ser nadie, a no ser nada. A dejarse llevar. 

En los bares habrá princesas de muchísimos reinos, una congregación anómala de princesas errabundas: la princesa del país de las mujeres pantera, la princesa del país tenebroso de las brujas, la princesa de la soledad, con su maquillaje de difunta y su vaso en la mano, a la espera de un caballero de corazón limpio y de limpio linaje que la libere de alguna maldición medieval escalofriante. En los bares habrá esquimales y chinos de pega, habrá magos, domadores de circo, trogloditas, mosqueteros… Pelucas afro, pelucas rojas, verdes, del color mismo del oro bruñido; empolvadas pelucas dieciochescas… Antifaces de pedrería, máscaras anatómicas de monstruo, de asesinado, de muñeco que contempla el horror…

Esta noche, a la calle. A jugar a no ser.

Hay quien supone que los disfraces revelan frustraciones de identidad, que son el indicativo freudiano de nuestros anhelos secretos. Una suposición arriesgada, se mire como se mire, porque, de ser eso así, podemos darnos cuenta de que nuestros amigos quisieran ser drag-queens, piratas temerarios, soldados de una guerra en el Oriente; de que nuestra novia alimenta el desconsuelo de no haber nacido cabaretera, de no haber nacido walkiria o teletubbie; de que nosotros mismo estamos psicológicamente machacados por el hecho de no haber sido el emperador de los austrohúngaros, o un gángster de alma gélida, o un trovador provenzal que tocase el laúd debajo del balcón de las doncellas soñadoras. Cualquiera sabe. 

Como es noche de carnaval, hagamos filosofía de baratillo, metafísicas de todo a un euro. ¿Quiénes querríamos ser? ¿Qué extravagante forma de vida, distinta por completo a la que nos ha caído en suerte, alienta en lo más recóndito de nuestras quimeras, en nuestro trastero de quimeras? 

Esta noche habrá por ahí gente disfrazada, fugitiva de sí. Porque la verdad es que te pones un traje, qué sé yo, de astronauta y es como si fueras otro, un astronauta heterodoxo y parlanchín que bebe gintonics sin parar y que intenta llevarse a la cama a una vampira, a una sultana de ojos entenebrados por el khol o a una mujer gato. Te pones un disfraz y parece como si huyeran de ti tus fantasmas, como si te lavasen por dentro, porque durante unas horas vas a poder ser quien nunca has sido, un fantoche de ti, caricatura alegre de tu ser, mamarracho que asume el no ser nada.

Esta noche, a la calle. De lo que sea. A sorprendernos de nuestra propia sombra reflejada en el asfalto regado de confeti.


Esta noche, a la calle. Que tiempo habrá de cuaresmas. Que tiempo habrá de ser nosotros mismos. Que tiempo habrá de ponerse el disfraz de todas las mañanas.

viernes, 15 de febrero de 2013

LOS INDICIOS

El rayo que cae en el Vaticano, la retirada del Papa, un ruido de dagas florentinas por debajo de la púrpura cardenalicia, un meteorito rozando la Tierra, la ministra Báñez huyendo por los pasillos del Congreso como una niña endemoniada, la mitad de los catalanes con un micrófono oculto en la barretina, el rey con hernia discal, Floriano con aspecto de haber sido drogado por unas monjas del PSOE, los calígrafos analizando los manuscritos secretos del luciferino Bárcenas...

A veces, la realidad parece, en fin, una novela de Dan Brown.

jueves, 14 de febrero de 2013

AFORISMO ALITERADO

Schopenhauer siempre tiene algo de chopped pork.

miércoles, 6 de febrero de 2013

APUNTES DEL NATURAL

El buenismo viene a ser algo así como una bondad baja en calorías.

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Todas las posibilidades, al juntarlas, dan como resultado una imposibilidad.

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Se ha traducido al chino Finnegans Wake, que ya era un libro escrito casi en chino británico.

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Lo que muchos políticos entienden por transparencia consiste en echarse por encima la capa de invisibilidad de Harry Potter.

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Si tienes el primer verso, tienes el tono. Si tienes el último verso, tienes el eco de un silencio.



domingo, 3 de febrero de 2013

UNA ENTREVISTA

Entrevista a propósito de Las identidades

http://www.diariodesevilla.es/article/ocio/1452341/ser/fugaz/y/anorar/lo/eterno/no/es/una/disfuncion/conmovedora.html 

(Publicada hoy en DIARIO DE SEVILLA, HUELVA INFORMACIÓN, MÁLAGA HOY, DIARIO DE JEREZ y EL DÍA DE CÓRDOBA)


viernes, 1 de febrero de 2013

CONJUGACIÓN PROPIA DEL CORRUPTO

Yo no soy.
 

Tú eres.
 

Él sí que es.
 

Ella también es.
 

Nosotros no somos.
 

Vosotros sí que sois.
 

Son ellos.