domingo, 22 de junio de 2014

NEBRASKA

Foto: Después de ver durante los últimos días -un poco a destiempo- algunas películas que me han resultado decepcionantes ("La gran estafa americana" -híbrido de Scorsese y de Mamet-, "El lobo de Walt Street" -un plagio de Scorsese por Scorsese- y "Melancolía" -una de esas habituales idas de pinza de Lars von Trier-), de pronto, "Nebraska", de Alexander Payne. Una historia conmovedora y desoladora, sin azúcares añadidos.
La ridiculez de nuestras fantasías. Nuestra necesidad irrenunciable de esas fantasías. La cadena de fantasías sin fundamento que conforman la vida. Y la rareza de la vejez. Y ese impresionante Bruce Dern. (Y qué fotografía, ¿no?) 

Después de ver durante los últimos días -un poco a destiempo- algunas películas que me han resultado decepcionantes (La gran estafa americana -híbrido de Scorsese y de Mamet-, El lobo de Walt Street -un plagio de Scorsese por Scorsese-, Melancolía -una de esas habituales idas de pinza de Lars von Trier-; Agosto, de J. Wells -con su dramatismo de sal gorda-), de pronto, "Nebraska", de Alexander Payne. Una historia conmovedora y desoladora, sin azúcares añadidos.

La ridiculez de nuestras fantasías. Nuestra necesidad irrenunciable de esas fantasías. La cadena de fantasías sin fundamento que conforman la vida. Y la rareza de la vejez. Y ese impresionante Bruce Dern. (Y qué fotografía, ¿no?)

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