sábado, 2 de enero de 2021

ENTREVISTA

 



 

CULTURA

"Las teorías conspirativas tienen detrás una ideología peligrosa, por lo general cercana a la ultraderecha"

El autor roteño Felipe Benítez Reyes estrena La conspiración de los conspiranoicos, una novela en la que aborda con humor e ironía las múltiples teorías negacionistas surgidas durante la pandemia

 

FRANCISCO ROMERO

1 de enero de 2021

 Foto: MANU GARCÍA

Reírse de la idiotez 

Hablar de Felipe Benítez Reyes (Rota, 1960) es hacerlo de un autor total. Novelista, poeta, ensayista, columnista, en definitiva, escritor de todo tipo de géneros, todos ellos con una brillantez y lucidez poco comunes. Desde su atalaya, situada en el despacho de su vivienda habitual en su localidad natal, rodeado de libros y de recuerdos, dio forma durante el confinamiento a su última creación, la novela La conspiración de los conspiranoicos (editorial Renacimiento, 2020), que gira en torno a teorías conspiranoicas y negacionistas de la pandemia, con tramas que se desarrollan por las calles de Cádiz.

El multipremiado escritor —Premio de la Crítica, Premio Nacional de Literatura, Premio Nadal de novela, Premio Julio Camba de Periodismo o Premio Nacional de Poesía, entre otros reconocimientos— retrata en su última obra a varios perfiles de conspiranoicos cuyas conversaciones giran en torno a discursos negacionistas, con Bill Gates, George Soros o Elon Musk como “fuerzas del mal”, aunque también aparecen artistas como Miguel Bosé o Bunbury, así como youtubers e influencers de todo pelaje, en una sátira en la que el humor y la ironía que le caracterizan también están muy presentes. "Ante un disparate tienes dos opciones básicas: reírte o irritarte", dice el autor. Él opta por la primera opción.

 No es habitual que emplee tan poco tiempo en dar forma a una obra, ¿por qué publicarla ahora y no más adelante con la perspectiva que da el tiempo?

El presente también es una perspectiva. Mis novelas suelen tener un proceso de escritura muy lento, pero está iba dictándomela el día a día, de modo que eso funcionó como un acelerante.

¿Hay vacuna para la conspiranoia?

Podría suponerse que la sensatez, o el conocimiento, o el control de la imaginación, pero mucho me temo que el conspiranoico no admite filtros racionales. Va por libre y tiene una seguridad absoluta en sus deducciones y una suficiencia intelectual que excluye cualquier duda en su proceso deductivo. Y en eso, al fin y al cabo, tampoco se distingue mucho del resto. Todos somos conspiranoicos con respecto a según qué. Debe de tratarse de una configuración de fábrica de nuestra mente. Todo depende del grado, supongo.

¿Las teorías de la conspiración más vale tomárselas a risa?

Bueno, sí y no. Depende de su ámbito de influencia. Detrás de esas teorías conspirativas suele haber una ideología peligrosa, por lo general cercana a la ultraderecha. Si se trata de charlatanes de barra de bar, no pasa gran cosa, pero ya hemos visto que algunos de esos botarates pueden llegar incluso a la presidencia de un país.

¿Es el humor la herramienta que deberíamos utilizar para contrarrestar estas teorías?

El humor es un arma que suele servir para desarmar. Es posible, no sé. Ante un disparate tienes dos opciones básicas: reírte o irritarte.

¿No es paradójico que, cuanto más acceso a la información tenemos, peor la utilizamos?

Sí, es un fenómeno curioso. Disponemos de un acceso casi absoluto y casi gratuito a la información, lo que tiene como consecuencia unos niveles altísimos de desinformación. Aparte de eso, la información más o menos objetiva tiene que competir con la información fantasiosa, que suele ser más seductora.

¿Cuánta culpa tienen las redes sociales de la “democratización” de la idiotez?

Hoy cualquiera puede tener su simulacro de programa televisivo y su hojilla parroquial, y casi todo el mundo tiene sus días tontos.

¿Por qué ambientada en Cádiz?

Porque es una de mis ciudades predilectas y también porque es un buen escenario novelístico.

¿Cómo le ha cambiado la pandemia? ¿Para qué le ha servido?

Cambiarme no sé hasta qué punto. La verdad es que soy de salir muy poco. Mi lugar favorito es mi casa, de modo que por ahí no tengo problema. Quizá me ha vuelto un poco más neurótico, como a casi todo el mundo. ¿Servirme? Pues para escribir esta novela, por ejemplo. Para poco más.

¿Cree que ahora se valora más la cultura, refugio durante estos meses, o fue un espejismo?

No lo sé, pero me extrañaría que la cultura se hubiera revalorizado a partir de esto. Es posible que esa revalorización afecte más a la industria del entretenimiento, que incluye por supuesto a lo que llamamos cultura, pero no con total exactitud.

 ¿Tuvo algún momento de bloqueo creativo durante el confinamiento?

Sí, durante un par de meses, los primeros. La muerte se había convertido en una presencia casi visible. De repente, se impuso una especie de pesadumbre colectiva. Pasamos de la despreocupación a la fragilidad.

Saldremos mejores, se decía durante la primera ola… ¿lo comparte?

Me gustaría pensar que sí, pero me temo que saldremos igual que entramos, en el caso optimista de que no salgamos un poco peor. Los traumas globales no se arreglan de la noche a la mañana.

Hace poco anunció la donación de su archivo al Ayuntamiento de Rota, ¿qué espera que hagan con él?

Pues catalogarlo para que pueda servir como un centro de investigación, no sobre mí, sino sobre esta época literaria. He aportado mucho material ajeno, en forma de libros, de cartas, de revistas… Lo mío es el vehículo, no el objetivo.

 

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Goya escribió que " los sueños de la razón generan monstruos " pero leí a Máx Aub que desgraciadamente se pregunta ¿ por qué el sueño ? La razón sin más. Buñuel lo demuestra sin recurrir siquiera a sus dotes de hipnotizado ( Luis Buñuel , novela ) .
No hay filtros para la razón, tendemos a creer lo increíble, el manifiesto Marinetti sigue siendo fuente de inspiración y el fascismo se presenta como sortlegio curativo .
Decía Ramón Gómez de la Serna , un genio que también escribió una proclama , que al humor es muy difícil salirle al paso. Escribir con humor suscita más interés y da credibilidad .

Manuel Caldicot

Anónimo dijo...

Estimado Felipe:
Me alegra que cada vez haya más gente interesada por su libro. Francisco Romero, además, es preciso y directo.

Pero me he detenido en la foto de Manu García. Parte de la "atalaya" que adelantaba el periodista, supongo. Un despacho-biblioteca con el grito de guerra que cualquier refugio que se precie lleva grabado en algún lado: "Aquí no me encontrarán". Siempre me han gustado los refugios entrañables, aquellos que salvaguardaban, sobre todo, la sensibilidad. En esa categoría cuento yo cinco. Allá van.

1. Los recovecos de una azotea andaluza, a ser posible con la colada (blanca) ondeando al viento, una enseña de lo más humana. Luz por todos los lados menos en el trozo de sombra donde, comodamente instalado, leo un libro fascinante. Si hay antenas de TV viejas, tipo peineta o rejilla de horno, mejor. Y pájaros.
2. Una libreria antigua, de madera y varios pisos. Con escaleras para acceder a los estantes (que alguien de efectos meta más olor a papel). Conocí algunas en Montevideo y Buenos Aires de las que me tuvieron que echar.
3. Un muelle viejo (el refugio era más espiritual que físico). Necesitaríamos un buen temporal, solo para alcanzar cierto nivel de pánico voluptuoso, sin muchos riesgos.
4. Cualquier playa desde la que pesque.
5. Una ermita en el monte.

Hay que ver lo estimulante que puede ser un despacho.

Saludos,
Carlos

Anónimo dijo...

Es bueno catalogar para que usted verifique su autenticidad simplemente fotografiandose con lo que ha donado ( serian muchas fotos ), pero lo difícil es tasarlo aproximadamente
Aparte de los investigadores , lo suyo es exponer lo que se pueda enmarcado en una sala municipal, de esa forma los niños y la comunidad de Rota pueden visitarlo y sentirse orgulloso de su donación e interesarse por la literatura .
Lo de tasar parece banal pero si ves algo valioso y bonito te gusta saber que puede valer , un abogado llevó un diario de Hunter Tompson a una tienda de las Vegas y pedía 100.000$, el de la tienda llamó a un tasador que verificó la letra de H.T. en un 15% de los escritos del diario, que también tenía collages e ilustraciones , el tasador dijo que si lo hubiera escrito entero el escritor sí valdría las 6 cifras , pero como él 85% era dictado sólo lo valoraba en 25.000$ , el abogado no quiso vender ya que le pareció una tasación baja y prefería esperar un comprador adecuado . El libro Los Ángeles del infierno de HT que editó Anagrama vale ya 200 € en España , si lo encuentras.