lunes, 3 de octubre de 2016

UN PAISANO MÍO

(Microrrelato de lunes)





Cuando yo era pequeño, había en mi pueblo un fakir que se anunciaba en los carteles como Sigfrido Khan.


       Una noche, mientras actuaba en una gala benéfica a la que tuve la suerte de asistir, se envalentonó más de lo preciso y se tragó una cuchilla Gillette Blue Blade.


         Murió a los dos días.


        Desde entonces, de mi pueblo han salido seis o siete fakires, pues se ve que Khan creó afición, y, aunque todos ellos suelen tener un recuerdo admirativo en mitad de sus actuaciones para aquel pionero y mártir, ninguno de ellos se ha atrevido –al menos de momento- a tragarse una Gillette Blue Blade, lo que no creo que diga mucho a favor del fakirismo local.

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1 comentario:

pepemore dijo...

No fue hasta mucho después de su ingreso en el monasterio que el hermano Regino emprendió el trabajo de campo que habría de situar a la antropología local en el lugar de privilegio que ahora ocupa dentro de la ciencia provincial. Y si su extensivo estudio sobre el fakirismo en Chipiona y su comarca no llegó a ser gloria de las letras gaditanas -y aún andaluzas- fue por quedar inconcluso, después que llegara a oídos del abad su inclinación al conocimiento carnal -casi tan grande como al resto de todos los otros conocimientos juntos- y éste lo llamara a proseguir sus estudios en la paz y tranquilidad de su celda...