domingo, 14 de julio de 2024

EL TURISMO

 


En estos meses, la pregunta más universal es muy sencilla: “¿Adónde irás de vacaciones?”. Se da por hecho que el verano, para ser de verdad verano, conlleva por obligación el desplazamiento, pues muy mal tiene que irte en la vida para quedarte en verano en casa, que se supone que es el sitio del que tienes que huir: allí solo hay rutina y hastío, monotonía y automatismo, todo lo contrario que en esos países remotos en que unos monos traviesos te roban el helado o en que puedes hacerte un selfi con un indígena disfrazado de indígena mientras navegas en su canoa para descubrir de pronto la silueta soñolienta de un cocodrilo o para ver corretear por la superficie del agua a un basilisco, espectáculos que es difícil que se produzcan en un hogar de clase media, donde el único animal exótico que suele haber, y aun eso con un poco de suerte, es un pollo congelado.

         Llega el verano, en fin, y se nos despierta el instinto nómada, la sed de lejanías, el ansia de estar en cualquier parte del mundo que no sea la parte del mundo en la que nos han anclado los azares del vivir.

         Circula por ahí una distinción que mezcla el clasismo con la cursilería: turistas que, lejos de considerarse vulgares turistas, se otorgan la distinguida categoría de viajeros. Supongo que la diferencia radica en que el turista se emborracha en pantalones cortos y en chancletas a la sombra de un chiringuito, mientras que el viajero se embriaga ante las obras maestras de la pintura y de la escultura en las semipenumbras de un museo, no sé. El caso es que, por una cosa o por otra, tanto unos como otros acaban borrachos: unos de cerveza y otros de belleza. Unos con el síndrome etílico de Wernicke-Korsakoff y otros con el síndrome estético de Stendhal, como si dijéramos.

         En estos días, vemos manifestaciones en contra del turismo masivo, y cabe suponer que quienes se manifiestan son los que en verano no se mueven, por imperativo moral, de su casa o, a lo sumo, hacen turismo en destinos no masificados, pues resultaría un poco chocante que alguno que otro, tras darse por concluida la manifestación, hiciera las maletas para irse de vacaciones a Cancún, a Benidorm o a Florencia, ya sea como turista o como viajero, que eso depende de cada cual.

         Y es que los turistas son los otros: esos seres molestos que invaden nuestro espacio y que, a veces, nos obligan a los sedentarios a huir, en calidad de turistas forzosos, a lugares en que preferiblemente no haya turistas, porque con los turistas no hay quien conviva.

         Y en esas alegres paradojas andaremos hasta que el otoño nos devuelva al sofá de casa.


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2 comentarios:

Anónimo dijo...

Ayer dieron la noticia de que el parque de secuoyas de Cabezon contará con vigilancia de guardias forestales para evitar la destrucción de un bosque de más de 50 años único en Europa , el turista y los niños se abrazan a los árboles, les lametean y arrancan corteza con lo que han herido el arbolado , luego hay intrépidos que se pierden en diferentes bosques o se quedan enriscados y hay que mandar un helicóptero.
Ahora hay muchos turistas andaluces en el Norte , no se nada igual en el Mar que en el Océano y las tres horas para bañarse después de comer son necesaria por el agua fría
El verano no ha llegado por aquí pero el Norte ya está abarrotado , Noja pasa de 3000 habitantes a 80.000 y ese dato es raro , raro
Una peculariedad del turista nacional cuando llega a Santander es que se comen un cocido montañés o lebaniego aunque estemos a más de 30 grados , por 12 € te comes un cocido que lo mismo repites al día siguiente , porque se te caen las lágrimas ( literal ) . El turismo es necesario , yo a veces bajo a Santander y me mezclo con ellos , de esa manera me siento turista un rato son necesidad de hacer turismo , me gusta porque se les ve felices y todo se pega .

Ayer escuché por casualidad a Rozalen en amor prohibido, tiene 3'5 millones visitas y muchos eran alabanzas para la letra pensando que era de Rozalen , pero investigué y vi que era suya , había escuchado algo suyo a Rubial pero esta canción es de 10 , es de las mejores canciones españolas que se han escrito y Rozalen lo borda , aunque también la habrían bordado Sabina o el añorado Lebrijano .

Anónimo dijo...

Por si le interesa : el día 24 se puede comprar una de las 60 guitarras y bajos de Jason Newsted , se venderán en Official Reverb Shop . Son guitarras increíbles, algunas muy raras , Jason ha puesto un video en YouTube donde enseña cómo son y como suenan las guitarras , parecen antiguas pero está flamantes , no deja de ser una inversión y siendo colecionista son un santo grial . Como se que colecciona guitarras , me dije : voy a informarle por si acaso .