domingo, 7 de agosto de 2022

LA COMPRENSIÓN

 (Publicado en prensa)



Supongo que a causa de la degeneración neuronal que trae consigo el paso de los años, cada vez tengo un nivel más bajo de comprensión, de ahí que no alcance a comprender ni la mitad de las cosas que antes creía comprender, por incomprensibles que fueran a veces.

         Tras haber aplicado la sociedad mundial una especie de amnesia colectiva al covid -a pesar de que la tasa de incidencia sigue siendo alarmante-, ha venido nuestro antepasado el mono con su viruela para avisarnos de que esto de las plagas víricas –a la espera de las bacterianas- va a ser menos una excepción que una costumbre.

Imagino que por tratarse de un simple mono, se optó en un principio por quitar importancia a su viruela, de igual modo que algunos se la quitaron en su momento al coronavirus, empezando por el añorado doctor Simón, que no era precisamente uno de esos médicos o paramédicos negacionistas que animaron Youtube con sus pintorescas teorías conspiranoicas, sino el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias del Ministerio de Sanidad, que se dice pronto… o no tan pronto, ya que el título es largo. Comoquiera que estamos en temporada turística, da la impresión de que hemos dejado al mono en una jaula y su viruela en una probeta, lo que no quita que el yo astral del mono deambule ya por todo el mundo. Es lo que hemos aprendido de la pandemia de Covid-19: que siempre será mejor curar que prevenir.

         Y ahora vienen los aspectos incomprensibles del asunto, al menos para mí, que de ciencia médica sé menos no ya que un mono, sino que una simple ameba. Bien. La ministra de Sanidad se apresuró a aclarar que la viruela del mono no es una enfermedad de transmisión sexual, a pesar de que está transmitiéndose de manera predominante por vía sexual, lo que viene a ser como decir que el asma no es una enfermedad respiratoria, salvo que te empeñes en respirar. No paró ahí: “Es un virus, por tanto no es una enfermedad de transmisión sexual”, aseveró la ministra, licenciada en Derecho, y se pregunta uno, desde la ignorancia: ¿no es también un virus el VIH, pongamos por caso?. 

        La cuestión nos lleva a un territorio menos médico que metafísico: ¿no es una enfermedad de transmisión sexual aquella que puedes contraer al mantener relaciones sexuales, aunque se dé el caso de que también puedas contraerla practicando taekwondo con una persona infectada, sin necesidad de acostarte con ella tras el combate?. Por su parte, la Organización Mundial de la Salud, en vista de que la casi totalidad de los casos registrados se han dado entre varones homosexuales, recomendó que se limitasen las relaciones sexuales en ese colectivo, a lo que el colectivo en cuestión respondió de manera airada, al sentirse estigmatizado y considerarlo un aviso paternalista de trasfondo homofóbico, aparte de atentatorio contra la libertad de ejercer la promiscuidad.

         En fin, lo que les decía al principio: que ya no comprendo ni la mitad de las cosas que antes comprendía, incluidas –ay- las incomprensibles.

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4 comentarios:

Ricardo Chamorro dijo...

Sólo se que no se nada. Ahora bien, el que nada no se ahoga.
Moraleja: A seguir luchando y escribiendo, hasta para quién no te comprenda.

Txema dijo...

El mundo esta lleno de incomprendidos.

Manuel Caldicot dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
AUXI dijo...

Coincido en que ya cada vez comprendo menos, tal vez por esa manía de aplicar nombres larguísimos a cualquier cosa, cuando no, en inglés. Esto aparte, lo único que sigo comprendiendo es que siguen queriendo engañarnos ocultando datos, maquillando cifras, complicando términos lingüísticos...por eso me declaro escéptica total ante tanta falsedad noticiera. ¡Que pena no saber ya distinguir lo verdadero de la falso!