Una treintena larga de
científicos ha avalado un estudio en el que se concluye que los pulpos son
animales de origen extraterrestre. Como es natural, otro buen montón de
científicos se ha apresurado a desmentir esa suposición. Es lo que tiene la
ciencia: que sólo es científica hasta donde los científicos permiten que lo
sea, ya que a veces sus controversias toman la deriva aleatoria de los debates
teológicos. Con arreglo a la navaja de Ockham, lo más probable es que los pulpos
sean pulpos y no alienígenas, pero con estas cosas nunca se sabe: ¿quién no ha
tenido alguna vez la impresión de que ese vecino que escucha rumbas de
madrugada procede de otro planeta, en concreto del planeta Rumba?
Yo,
que de científico tengo lo mismo que de trapecista del circo de Budapest, me
situaría en una conciliadora posición intermedia: vale que el pulpo no tenga un
ilustre abolengo extraterrestre, pero merecería tenerlo, y con esto creo que
queda zanjada la polémica... al menos hasta que llegue el temido día en que los
pulpos se confabulen contra los humanos y nos ataquen, pues entonces tendremos
que rectificar nuestros criterios sobre los orígenes de ese misterioso
cefalópodo. “¿Por qué motivo van a querer atacarnos los pulpos?”, se
preguntarán ustedes. Bien. El filósofo australiano Godfrey-Smith opina que “los
pulpos tienen lo más parecido a una inteligencia extraterrestre que podemos
encontrar en la Tierra”,
lo que no es obstáculo para que nosotros los espolvoreemos con pimentón antes
de comérnoslos. Por menos de eso se han originado guerras mundiales.
Por si fuese
poco, incluso hemos tenido esclavizado durante años a un pulpo para que
pronosticase el resultado de los partidos de fútbol de trascendencia mundial.
Demasiado han aguantado, en fin, los pulpos.
Hay animales
genuinamente terrícolas. Cuesta imaginar que el pollo, pongamos por caso,
proceda de una galaxia remota, porque un pollo no deja de ser un mero pollo,
por muchas que sean las recetas que admite. Rozaría la extravagancia el suponer
que el cerdo ibérico es originario de otro sitio que no sea la península
ibérica. Resultaría injusto poner en duda el origen cien por cien autóctono del
cordero de raza chamarita. Y así sucesivamente. Con otros animales, en cambio,
nos entra la duda: las gambas, las iguanas crestadas de Fiyi, los caracoles,
los murciélagos de nariz tubular, Quim Torra…
Pero volvamos
a los argumentos estrictamente científicos: como al final resulte que los
pulpos son alienígenas, me temo que las primeras víctimas del ataque masivo de
los pulpos asesinos van a ser los gallegos, por lo cual se impone allí la
creación inmediata de una unidad del ejército especializada en guerras
intergalácticas.
Mientras sí y
mientras no, que tengan ustedes un buen verano.
.
2 comentarios:
He topado en "El Correo" con su artículo. Gracias! Hacía tiempo que no me reía tanto - de los científicos...
Sospechoso
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