-Época difusamente medieval
-Un país en que reina un bobalicón que practica el pluriempleo como comisionista internacional a la vez que se dedica a la depredación sexual de princesas extranjeras, un poco a lo Benny Hill.
-Un encantador de infantas que se arruina al construirse un palacio a imitación de los de los sultanes y que se ve obligado a dedicarse al robo para pagar ladrillos, con la connivencia de los grandes señores feudales.
-Un virrey con la baba caída y con el pelo teñido que mantiene la paradoja de que es indispensable arrasar el territorio para salvar el territorio.
-Un avieso vigilante del tesoro que acaba encerrado en las mazmorras del castillo.
-Una bruja diferida que parece que se trabuca al hablar, pero que en realidad está profiriendo exóticas y ancestrales fórmulas manchegas de hechicería para apoderarse de la voluntad del populacho.
...Abandono el proyecto: no resultaría creíble.
2 comentarios:
Quizá debiera recapacitar su decisión de abandonar. No falta ningún ingrediente para que sea un éxito: hay hasta hambre, y una nueva identidad de diezmos, y una justicia unívoca para los de arriba, y reparto con la norma del fuerte de la fuerza: te daré unos cuantos porrazos que, por llevar traje acorazado, puedo darte, sino te callas...
Lo demás sigue igual, leyes de unos cuantos para todos.
Uno de la Judería
No se puede abandonar lo que ya ha despegado, puesto que no nos deja en su arrastre indignado de incitar a la fabulación sobre lo grotesco de la realidad actual.
Publicar un comentario