Jacinto Martín fue elegido
presidente de la comunidad de vecinos del bloque 14 de la calle República de
Guatinandoque Occidental, relevando en el cargo a Eusebio Longares, que, no
conforme con su destitución democrática, decidió proclamarse por su cuenta
contralmirante de la azotea y virrey de los bajantes y cornisas del edificio.
A los dos meses de su elección,
el presidente Martín contrató a una secretaria, a un asesor externo y a un
contable, ya que el desempeño de su cargo requería, a su criterio, ese refuerzo
de personal. Algunos vecinos del inmueble, y en especial Longares, protestaron
por la subida de la cuota comunitaria, pero Martín les explicó que no quedaba
más remedio si querían mantener el bloque en condiciones óptimas de habitabilidad.
Poco después, Martín alquiló un local en un edificio de oficinas y trasladó
allí toda la gestión y el archivo histórico de la comunidad que presidía. Las
cuotas volvieron a subir. Dado que la oficina quedaba un poco lejos de su
residencia, Martín compró un coche para sus traslados. “El Audi negro es un
bien comunitario”, a la vez que les anunció la contratación ineludible de un
chofer. “El Audi será un bien comunitario, Martín, pero sólo lo utilizas tú”,
le reprochó Longares, a lo que Martín replicó: “Llámame señor Martín o don
Jacinto”. En contrapartida, Longares se proclamó canciller de los contadores de
agua.
Martín
convocó en una cumbre a los demás presidentes de comunidad del barrio, a los
que ofreció un convite, con habano incluido tras los postres. En aquella cumbre
se trataron aspectos generales de la reglamentación de las comunidades de
vecinos y se bailaron, ya en el trasnoche, algunas rumbas y ritmos de ultramar.
Los vecinos del 14 de República de Guatinandoque Occidental protestaron por la
cuota extra que se les aplicó para sufragar aquella cumbre, pero Martín tiró de
oratoria: “Con la gente poderosa hay que quedar bien”. A esas alturas, Longares
se había entronizado ya como Emperador de la República de
Guatinandoque.
Tampoco
fue insensible el presidente Martín a los gastos suntuarios: encargó llaveros, mecheros
y bolígrafos con la efigie del bloque. “Para que el mundo nos conozca”. Como
los gastos superaban con creces los ingresos, Martín no sólo tuvo que suscribir
créditos inasumibles, sino que además se vio obligado a solicitar la intervención
del Protectorado de Comunidades de Vecinos, con sede en Bruselas, ciudad a la
que viajó durante un fin de semana de siete días y de la que volvió con el
anuncio oficial del embargo de todo el inmueble, incluido el Audi.
Hoy
los vecinos del 14 de República de Guatinandoque Occidental viven en la República de Guatinandoque
Oriental recogiendo café, salvo Martín, que ocupa la presidencia de la Mancomunidad de
Asociaciones Vecinales (la MAVE),
con sede en Estrasburgo. “Yo a ese lo mato”, suele mascullar Longares,
protegido del sol violento de Guatinandoque por un sombrero de paja.
(Publicado el sábado en prensa)
6 comentarios:
Qué triste que me suene el asunto. Muy buena entrada
El pobre Martín, como todos los grandes estadistas, es un visionario incomprendido por sus desagradecidos convecinos incapaces de realizar el más mínimo sacrificio por el bien común.
Son todos unos rojos y unos masones, y unos anti-patria-bloque. Qué lástima que nuestra Santa Inquisición no furule bien, porque la cosa sería meterle un poco de yesca a la vecinita del tercero-derecha, que no nos la hemos podido tirar y eso nos jode mucho (maldita bruja). Iba a ver Usted cómo se quedaban los demás la mar de quietecitos. Putos hippies.
Hay quien la goza con un cargo y se aferran a él con tal de buscar beneficios en posibles derramas . Conozco a un par de mujeres que robaron los fondos de la escalera ,supongo serian cleptómanas .
Saludos
Buenisimo!! Felipe. Gracias a tus ingeniosisimos articulos puedo leerle a mi padre algo entretenido y q le guste!!!menos mal!! Porque es selectivo . zUn abrazo riojanito
Walter Arias en la Junta de Vecinos
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