El mes pasado murió Patrick Leigh Fermor. Aunque soy lector diario de periódicos, me entero ahora. (De la muerte de Semprún, por ejemplo, me enteré a lo largo de varios días: la escala de la celebridad, que puede medirse por el número de páginas necrológicas que un periódico esté dispuesto a dispensarte.)
Tusquets publicó hace unos años (en traducción de Silvia Barbero) la única novela de PLF, que se dedicó en especial, como saben ustedes, a la literatura de viajes. La novela se titula Los violines de Saint-Jacques.
Esta novela -breve: 150 páginas- es un delicioso capricho rococó, a pesar de transcurrir su acción a principios del siglo XX: una dama francesa nos cuenta su juventud, durante la cual desempeñó el oficio de institutriz de unos niños nobles en una isla -imaginaria- del Caribe en la que hay establecida una corte anacrónica y pintoresca, regentada por el conde de Serindan, descendiente de una rama ilegítima del tronco familiar de Richelieu. Este conde vehemente, amigo de las mascaradas y nostálgico de la monarquía, mantiene a su manera el espejismo del antiguo régimen con la complicidad de la oligarquía criolla.
En la isla hay un volcán, amenazante. Y aparecen las pasiones, los equívocos, las excentricidades. Y todo ello con una prosa vibrante y hermosísima, suntuosa y exacta.
Una lectura tal vez inolvidable y sin duda conmovedora. Una obra maestra en miniatura.
Tusquets publicó hace unos años (en traducción de Silvia Barbero) la única novela de PLF, que se dedicó en especial, como saben ustedes, a la literatura de viajes. La novela se titula Los violines de Saint-Jacques.
Esta novela -breve: 150 páginas- es un delicioso capricho rococó, a pesar de transcurrir su acción a principios del siglo XX: una dama francesa nos cuenta su juventud, durante la cual desempeñó el oficio de institutriz de unos niños nobles en una isla -imaginaria- del Caribe en la que hay establecida una corte anacrónica y pintoresca, regentada por el conde de Serindan, descendiente de una rama ilegítima del tronco familiar de Richelieu. Este conde vehemente, amigo de las mascaradas y nostálgico de la monarquía, mantiene a su manera el espejismo del antiguo régimen con la complicidad de la oligarquía criolla.
En la isla hay un volcán, amenazante. Y aparecen las pasiones, los equívocos, las excentricidades. Y todo ello con una prosa vibrante y hermosísima, suntuosa y exacta.
Una lectura tal vez inolvidable y sin duda conmovedora. Una obra maestra en miniatura.
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6 comentarios:
Tomo nota. Saludos.
No olvidemos su bello A time to keep silence escrito en Normandía
Saludos.
Tomo nota yo también. Gracias.
Creo que en "Vive y deja morir" se ve al mismísimo James Bond consultando un libro de viajes de este señor.
Si, me encanta 007
Me lo apunto yo también. Si usted lo recomienda, por algo será. Gracias.
Gracias por la recomendación.
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