viernes, 3 de julio de 2009

RAMÓN GÓMEZ DE LA SERNA


EL 3 DE JULIO DE 1888 NACIÓ EN MADRID RAMÓN GÓMEZ DE LA SERNA, TAL VEZ EL MAYOR ILUSIONISTA DE LA LITERATURA ESPAÑOLA DE TODOS LOS TIEMPOS.
VA ESTE ARTICULILLO QUE PUBLIQUÉ SOBRE ÉL HACE 20 AÑOS.
...Y FELIZ CUMPLEAÑOS EN LA ULTRATUMBA, MAESTRO.



RAMÓN




No son muchas las ocasiones en que una obra literaria presenta apariencia de caleidoscopio: un complicado dibujo cambiante... o, si se prefiere, una baraja de naipes compuesta de piezas dispares, cada una de ellas de formato y de estampa diversos. Naipes que nunca podrían componer un repóquer, sino combinaciones estrafalarias cuya única fortuna fuese la sorpresa de la combinación en sí.

Quizás más que ninguna otra imaginable, la obra de Ramón Gómez de la Serna puede acogerse con toda legitimidad a esta apariencia de caleidoscopio y de baraja sorpresiva y caótica.

Da la impresión de que Ramón Gómez de la Serna se dedicó a escribir porque no servía para ser trapecista, domador de elefantes, organillero de verbena o mago de circo. Un señor orondo y bajito como él sólo podía ejercer con talento de malabarista el oficio literario. Un oficio oscuro que él hizo radiante como una guirnalda de carnaval, atrevido como un salto mortal sobre la cabeza asombrada de los lectores, sorpresivo como una sesión de magia con trampa y cartón.

Cada vez que se ponía a escribir, Ramón acababa sacando un conejo saltarín de un sombrero de copa, porque eso era lo que realmente le gustaba.

Ramón no sólo quiso inventar la greguería, sino también la novela superhistórica y la falsa novela. Fue, además, un vanguardista que practicó el más castizo laísmo.

Sus títulos no deberían venderse en librerías sino en almonedas, en tiendas de artículos de broma, en los kioscos de los cines de barrio o en el almacén de los gigantes y cabezudos; su nombre no debería escribirse en la historia de la literatura, sino en la Gran Historia de no se sabe exactamente qué.

Cuando abrimos un libro de Gómez de la Serna parece que abrimos la puerta, rotulada con luminotecnia, de un cabaret de variedades.

Por cada página de Ramón corretea el fantasma de un arlequín piruetero gastando bromas. Saltan los conejos sacados de la chistera. Y la propia chistera, que funciona con cuerda, sale andando, marcial y circense, si lo pide la ocasión.

(1989)

3 comentarios:

Anónimo dijo...

“Para mí –escribió Octavio Paz– es el gran escritor español: el Escritor o, mejor, la Escritura... Fue tan nuevo que lo sigue siendo. ¿Cómo olvidarlo y cómo perdonar a los españoles e hispanoamericanos esa obtusa indiferencia ante su obra?”

Ahí está la clave -me parece a mí-: fue tan nuevo que lo sigue siendo.

Un saludo, mago de las palabras.

Javier Sánchez Menéndez dijo...

Simplemente un genio de la Literatura.

Estefanía dijo...

Si fuera cine, sería el equivalente a los Hermanos Marx; si fuera pintura, sería un impresionista.

Un gran imaginador.

Y un gran aficionado al jazz, como acabo de leer en un blog que recomiendo.