lunes, 31 de diciembre de 2012

RESEÑA

Martín López-Vega escribe hoy sobre Las identidades en EL CULTURAL del diario EL MUNDO.


El Cultural
31/12/2012  
El Mundo




Rima interna

por Martín López-Vega


Felipe Benítez Reyes: La magia del truco

  • 31/12/2012
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Felipe Benítez Reyes (n. 1960) es una de las voces más singulares de su generación; pese a haber sido, en artículos, antologías y demás parafernalia, tal vez quien más a guasa se tomó aquello de la mafia de la poesía de la experiencia, lo cierto es que su propia obra se alejaba (y se aleja) del tópico al que quería ser reducida aquella como la de pocos poetas de su quinta. Sus versos tienen algo de investigación en la tramoya, de intento de distinguir truco de magia (el mago es un personaje que aparece de vez en cuando en sus poemas). 

Y por eso su lenguaje, su escenografía, tienen algo de clásico desmontado: y en ello reside su actualidad, su importancia. Aquí y allá sorprendemos ecos modernistas, románticos o barrocos, en unos poemas que siempre dudan de qué significa ser en este tiempo o en cualquier otro. 

Es justo que este último libro de Benítez Reyes, publicado por Visor en la colección Palabra de Honor (con título y pinta -la colección- igual de pretenciosos que los Nuevos Textos Sagrados de Tusquets) se llame Las identidades pues, en el fondo, toda la poesía de FBR es un intento por averiguar la propia, o quizás más justamente, las propias. 

Este último Benítez Reyes es más consciente si cabe de lo incierto de alcanzar una respuesta a ese respecto, y por ello, más dubitativo a la hora de enfrentarse a la resolución de un poema: en la práctica, más variado y con más puntos de fuga, más dado al cierre interrogativo que al chimpún del final con moraleja. 

Las identidades se divide en tres partes: la primera, “Los protocolos inversos”, es tal vez la que más remite a otros pasajes de su obra, de un modo tal vez un punto más desnudo de retórica. “Actualidades y símbolos al paso”, la segunda, es, como anuncia, casi un diario de viajes meditados, y a ella pertenece el poema que copio al final. La tercera, “Entre sombras y bosquejos”, es la más variada, la que más matices nuevos aporta a la voz de Benítez Reyes. 

Las identidades es uno de sus libros mayores.



Cuento de Tokio

Habitación 1023 del hotel Akasaka.

En la 1022, una mujer
habla por teléfono en su idioma duro,
llora su llanto libre,
sus sílabas de oscuridad entrecortada.

El dolor tiende a la teatralidad,
implica un énfasis. (Un doliente
es siempre un disfrazado por dentro.)

La mujer de la 1022
verbaliza su tragedia expansiva,
llora su llanto enfático.

El huésped de la 1023 tiene sobre la mesa
los regalos pequeños que ha comprado
esta misma mañana.

A través de la ventana se ve el frío de febrero
como una transparencia sólida.
Los grandes cuervos de ciudad crascitan
imitando el llorar metódico de un niño, el sonido
de una sierra que desgarra la muselina del aire,
la rotura de algo hecho de aire.

La mujer de la 1022 vuelve a marcar,
vuelve a gritar, llora de nuevo.

La tragedia de la 1022 en la 1023,
la conjunción anómala de dos destinos
equidistantes, cruzados por un azar
que ni siquiera merece
la simetría mágica que conlleva ese nombre.

Alguien que habla a gritos
y alguien que oye sin entender
más que la retórica del grito.

De repente el silencio. Al poco, el ruido del televisor.
El silencio otra vez, durante unos minutos que parecen
eternidades mudas a la espera de ser profanadas.

Vuelve a marcar un número, tal vez el mismo siempre.
Reinicia su ritual compartido de expiación
de qué, de qué tiniebla
tan hirientemente suya.

El huésped de la 1023
recordará hasta el fin de su tiempo
la tragedia hermética que tiene lugar en la 1022,
la tragedia para él más lejana del mundo,
la más insondable,
separada de la suya por un tabique en el que cuelga
una estampa de Hiroshige:
“Luna de otoño en Tama”.

PENDIENTE DE UN HILO (Collage de fin de año)


Para despedir el año, este collage que hice ayer, muy a lo Ernst, salvando las distancias. (Por cierto, no pongo aquí estas cosas porque crea que valen algo, sino sencillamente por aportar baratijas y curiosidades a esta congregación fantasmal.)

Escribiría algo sobre el año que se nos fuga, pero el caso es que precisamente hago collages no porque sepa hacerlos, sino porque estas manualidades me distraen de la escritura cuando estoy cansado de escribir, como es el caso.

De modo que aquí lo dejo, y que el año nos venga favorable, y que sigamos en lo que cada cual quiera seguir, o en nuestros afanes. 

Buena suerte.

viernes, 28 de diciembre de 2012





Diciembre lleva hoy guanteletes de plata.

jueves, 27 de diciembre de 2012

PRESENTACIÓN



Contra mi costumbre (en el caso de que merezca el nombre de costumbre una mera manía), haré una "presentación" (¿?) de este libro en la FNAC de Madrid (Callao) el 18 de enero. Intervendrán Luis García Montero y Joaquín Sabina. (La hora está por determinar, ya avisaré.) Están todos ustedes invitados, por supuesto, si no tienen cosa mejor que hacer ese día.

miércoles, 26 de diciembre de 2012

OTRA EDICIÓN

Va a salir otra edición en la colección "clásica" de Visor. Esta será la cubierta.

martes, 25 de diciembre de 2012

DISCURSO PRENAVIDEÑO

(Traigo aquí mi tradicional discurso prenavideño. Se me han pasado las fechas, pero la intención sigue siendo la misma.)





Como cada año, es para mí un honor y una responsabilidad dirigirme a todos los españoles y españolas en estas señaladas fechas prenavideñas. Fechas que marcan un hito colectivo en cuanto a consumismo y fraternidad, con la mirada fija en unos objetivos sociales que a todos nos afectan.

            Vivimos tiempos difíciles, pero es en la dificultad donde las grandes naciones encuentran el impulso necesario para impulsarse. Impulsarse hacia adelante, no hacia atrás, como desgraciadamente hemos presenciado en ocasiones en países amigos, víctimas hoy del anonadamiento económico del que nuestra firme democracia se manifiesta como garante, aunque al revés, pues lo que nos garantiza es la fuerza y el estímulo necesario para esquivar ese fatal anonadamiento al que antes me he referido. 

Porque si bien es cierto que las dificultades hacen que todo sea más difícil, también lo es, y en no menor medida, que lo sencillo vuelve todo demasiado fácil, y los grandes empeños requieren un esfuerzo común y un doloroso sacrificio que sólo los ciudadanos de buena fe estamos dispuestos a afrontar, siempre con la sonrisa en los labios, pues nuestra experiencia en el duro campo de la adversidad nos otorga un aval milenario de compromiso y abnegación.

No quiero dejar pasar por alto la ocasión de brindar todo mi apoyo a quienes, desde el convencimiento europeísta, viajan al menos una vez al año a Europa, sin distinción de zonas, pues mantengo la convicción de que Europa constituye una construcción global que requiere el esfuerzo y la ilusión de todos. Repito: son tiempos difíciles, pero no por ello debemos cejar en nuestros afanes de igualdad y de legalidad, de legalidad y de igualdad, pues entre todos y todas, juntos y juntas, sabremos convertir nuestros proyectos en realidades. 

No puedo olvidarme de quienes en estas fechas prenavideñas se preparan a conciencia para entrar de lleno en las fiestas navideñas, ya sea disfrazándose de Papá Noel o de rey mago, ya sea de pastorcillo en los belenes vivientes o de Virgen María, ya sea preparando cestas navideñas o reponiendo polvorones en los grandes almacenes. No dudo que el esfuerzo conjunto dará como resultado un resultado conjunto.

            Y, por último, me gustaría hacer una llamada a la esperanza. Vivimos tiempos difíciles, como creo haber dicho ya, pero no tan difíciles que resulten imposibles. Lo mismo les ocurre a los escolares con las matemáticas, aunque, con la ayuda de sus profesores, lo imposible se convierte en meramente difícil, lo que es buena prueba de una superación digna de elogio y de respeto dentro del marco de la Unión Europea y, sin ir más lejos, mismamente de España. Si sabemos encontrar el rumbo, nuestro timón no dudará qué rumbo seguir. Si acertamos a mantener firme el timón, llegaremos a puerto. Si comemos demasiado turrón, nos caerá mal. Felices prefiestas.
           

lunes, 24 de diciembre de 2012

ESTAMPA DE NAVIDAD















La noche. Cuánta luz.
                                   Y todos vamos,
cargados de juguetes o de joyas,
cruzando una ciudad multicolor y helada
cubierta con racimos de bombillas
azules, verdes, rojas,
                                   que dibujan
la serpiente eléctrica de las lentejuelas de oro frío
en la tirantez aterida del aire.

En los escaparates brilla
la sombra luminosa de otros escaparates
y la desordenada sombra de un mendigo,
y los niños mantienen los ojos muy abiertos.

(El tren y las espadas. Las estrellas.
La nave intergaláctica y la luna.
La muñeca habladora
                                   y esa nieve
que cae sin cesar
sobre la tumba inmortal de nuestra infancia.)

Cuánta luz,
                       desgranada como un confeti
sobre estas alegres calles
por las que todos vamos como brujos felices,
cargados de mortalidad y de regalos.


F.B.R.
(Del libro Escaparate de venenos, Tusquets Editores, 2000)

domingo, 23 de diciembre de 2012

CONJETURA SOBRE LA LOTERÍA

Wenceslao Fernández Flórez, aquel escritor esencialmente melancólico que tuvo la buena educación de meterse a humorista para no cometer la descortesía de ser esencialmente melancólico, sostenía la hipótesis de que la lotería es un fraude organizado por el Estado.
 
Según él, la lotería no le toca a nadie, y todos esos tipos que aparecen en los medios de comunicación como agraciados por la suerte no son sino funcionarios a los que se les encomienda la tarea de descorchar botellas de champán ante los periodistas y ante los rencorosos jugadores sin fortuna.

Si algún funcionario de esos se va de la lengua y desvela el secreto, lo asesinan, y eso explicaría los crímenes inexplicables que se cometen de vez en cuando.

miércoles, 19 de diciembre de 2012

lunes, 17 de diciembre de 2012

ENTREVISTA EN "EL CULTURAL" DE "EL MUNDO" a propósito de la publicación de LAS IDENTIDADES

Entrevista en la que, como suele ser usual, enuncia el entrevistado algunas vaguedades, formula algunas obviedades, recalca algunas generalidades, sin que todo ello impida la proclamación de alguna manía o prejucio, conforme a la incomodidad consustancial de la circunstancia.


http://www.elcultural.es/noticias/BUENOS_DIAS/4176/Felipe_Benitez_Reyes

miércoles, 12 de diciembre de 2012

jueves, 6 de diciembre de 2012

DIVAGACIÓN EN BLANCO



Hay días en que tiene uno tantas cosas sobre las que escribir, que se queda en blanco. Hoy es uno de esos días. Les confieso que, de tantos principios posibles como tengo, no sé por dónde empezar, de modo que empezaré por cualquier cosa. Por observar una moneda de un euro, pongamos por caso. Tras un rato de observación, me pregunto qué parte de esa moneda es en realidad mía, qué parte pertenecerá al Estado cuando tribute por ella, qué parte al FMI, qué parte al BCE, qué porcentaje acabará, caritativamente, en algún banco hundido, etcétera, y llego a la conclusión de que mi euro vale como mucho 30 céntimos, de modo que, antes de que se devalúe más, me apresuro a gastarlo, a pesar de que hoy resulta difícil comprar algo que cueste un euro incluso en las tiendas de todo a un euro.

Entro en una tienda de esas, en fin, y me pongo a inspeccionar el género. Hay una diadema de plástico con adornos plateados que no está mal, pero acabo comprando una brocha, ya que si bien es verdad que ahora mismo no necesito una brocha, es muy probable que una diadema no vaya a necesitarla en lo que me quede de vida, suposición fundamentada en el hecho objetivo de que jamás he necesitado una diadema con adornos plateados, aunque con ese tipo de cosas nunca se sabe. Salgo de la tienda, en fin, con mi brocha y me digo: “Has hecho una buena inversión”, porque lo más probable es que alguna vez la necesite. Entre tener un fondo de pensiones o una brocha de un euro, estoy por decir que es preferible la posesión de la brocha, que al fin y al cabo es un valor tangible.
             
De repente, me asalta una inquietud: ¿cuánto dinero me queda en el banco? De manera que para el banco me voy. Llego al cajero automático, hago la consulta correspondiente y compruebo que mi saldo no es negativo. “Uf”, exclamo. “Suerte”, les deseo a las damas y caballeros que han esperado a que yo haga mi consulta angustiada para hacer ellos, angustiados, la suya. Con ese dinero que me queda decido costearme un viaje, una costumbre -la de costearse los viajes privados- que parece estar cayendo en desuso. Así que me planto en una agencia de viajes y pido presupuesto para un crucero más o menos exótico, en el caso de que el pueblo vecino al nuestro no represente un lugar exótico, asunto sobre el que podríamos discutir. El empleado me da dos precios, con una diferencia notable entre ambos, a pesar de ofrecer un trayecto parecido y unas prestaciones similares. “¿A qué se debe la diferencia?”, le pregunto. Él mira alrededor, agacha la cabeza, hace gancho con un dedo para que me acerque y me susurra: “Es que el barato es de los que se hunden”. Le pregunto que cómo puede ser eso. “Verá usted, es que había que cortar esa popularización excesiva de los cruceros, ¿entiende? La gente ha estado viviendo por encima de sus posibilidades, lo que impide que ahora los bancos puedan vivir por encima de las suyas, ¿me explico?”. 

Yo, la verdad, no entiendo nada, pero le digo que vale, que me reserve un pasaje en el que se hunde. Supongo que ya me rescatarán.