La noche. Cuánta luz.
Y todos vamos,
cargados de juguetes o de joyas,
cruzando una ciudad multicolor y
helada
cubierta con racimos de bombillas
azules, verdes, rojas,
que dibujan
la serpiente eléctrica de las
lentejuelas de oro frío
en la tirantez aterida del aire.
En los escaparates brilla
la sombra luminosa de otros
escaparates
y la desordenada sombra de un
mendigo,
y los niños mantienen los ojos muy
abiertos.
(El tren y las espadas. Las estrellas.
La nave intergaláctica y la luna.
La muñeca habladora
y esa nieve
que cae sin cesar
sobre la tumba inmortal de nuestra
infancia.)
Cuánta luz,
desgranada como un confeti
sobre estas alegres calles
por las que todos vamos como brujos
felices,
cargados de mortalidad y de regalos.
F.B.R.
(Del libro Escaparate de venenos, Tusquets Editores, 2000)
Olé , que bonito .
ResponderEliminarFelices fiestas
Esto mismo lo vivi yo ayer. Pero claro... Sin tus palabras
ResponderEliminarGUAPO DL POEMA. FELICES FIESTAS,FELIPE
ResponderEliminarFeliz Navidad. Y aquí otro poema navideño de Felipe excelente. Gracias doble, por este y por el de allí, que mejora mi artículo.
ResponderEliminarAbrazos
"Desordenada sombra de un mendigo" ¡Mierda (innecesaria palabra, pero estúpidamente eficaz casi siempre), era eso¡ ...La sombra de un vagabundo (¿significa lo mismo que un mendigo?) es desordenada, por eso casi no se ven,cuesta verlos si no se empeñan en descubrirse.
ResponderEliminarGracias. ¡Felicidades!