Wenceslao Fernández Flórez, aquel escritor
esencialmente melancólico que tuvo la buena educación de meterse a
humorista para no cometer la descortesía de ser esencialmente
melancólico, sostenía la hipótesis de que la lotería es un fraude
organizado por el Estado.
Según él, la lotería no le toca a nadie, y todos esos tipos que aparecen en los medios de comunicación como
agraciados por la suerte no son sino funcionarios a los que se les
encomienda la tarea de descorchar botellas de champán ante los
periodistas y ante los rencorosos jugadores sin fortuna.
Si algún funcionario de esos se va de la lengua y desvela el secreto, lo asesinan, y eso explicaría los crímenes inexplicables que se cometen de vez en cuando.
Si algún funcionario de esos se va de la lengua y desvela el secreto, lo asesinan, y eso explicaría los crímenes inexplicables que se cometen de vez en cuando.
No quiero ni pensar qué hubiera dicho de la lotería si se hubiera metido a melancólico... Salud y felices fiestas.
ResponderEliminarNo lo sabía, pero aclara mucho. Pensándolo bien es de una lógica que apabulla por su genial sencillez.
ResponderEliminarUno de la Judería.
(hoy estoy especialmente pesado, no son estos día los más oportunos para que sde nos note, pero los que los somos a veces nos da por demostrarlo. Prometo tardar en volver)
No conocía la interesante teoría de don Wenceslao, pero me suena familiar: así es la lotería en 1984 de Orwell.
ResponderEliminarUn saludo.