Un futbolista en activo lleva tatuada en el antebrazo la siguiente proclama: “Nacer en La Perdriel fue y será lo mejor que me pasó en la vida”. Él lo sabrá mejor que nadie, desde luego, pero mucho me temo que se trata de una secuencia lógica un poco chirriante, ya que el simple hecho de nacer -a secas- tal vez sea más importante por sí mismo que el hecho de nacer no ya en La Pedriel, sino incluso en Chimbamba, aunque no duda uno de que el hecho de venir al mundo en La Perdriel, allá en Argentina, no tenga comparación posible con el hecho de nacer en cualquier otra parte, porque aquello debe de ser la bomba: La Perdriel, nada menos.
Que yo sepa, ningún político ha pasado por el taller de un tatuador para dejar constancia en su piel de su amor al terruño nativo. Eso que se pierden, creo yo, porque resultaría conmovedor leer en el antebrazo de los dirigentes locales, regionales o nacionales una leyenda micropatriótica del tipo: “Nacer en Vilanova i la Geltrú es incluso mejor que nacer en Reus”, por ejemplo. O bien: “Nacer en Vizcaya es un privilegio reservado a los vizcaínos”. O incluso, si el político en cuestión disfruta de un antebrazo largo: “Lo mejor que me ha pasado y me pasará en la vida es haber nacido en Ayamonte (Huelva), porque, de estar mi madre apenas unos kilómetros más al oeste, hubiese tenido la desgracia de nacer en Portugal”.
Esto, como casi todo en la vida, presentaría al menos un inconveniente, a saber: que los políticos tendrían que dar los mítines en manga corta, para que pudiésemos leer sus respectivas declaraciones de amor telúrico, ya que la frente es un sitio poco aconsejable para tatuarse una cosa de este tipo. (Habría que consultar el asunto, desde luego, con los asesores de imagen, que vienen a ser algo así como el espejo de la reina malvada del cuento de Blancanieves.) “¿Has visto el tatuaje que se ha hecho el aspirante a lehendakari?”, preguntaríamos con asombro y admiración. “¿Has visto lo que se ha tatuado el Honorable?”, preguntaríamos con orgullo. “Me ha emocionado el mensaje que se ha tatuado a lo largo de todo el brazo el alcalde de Estepona”, confesaríamos. En los ayuntamientos, en las diputaciones, en los parlamentos autonómicos, en el parlamento nacional y en el senado veríamos a políticos arremangándose para mostrarse entre sí su tatuaje, su declaración de amor a la tierra natal: “Si en vez de nacer en Vigo hubiese nacido en Cabrales, ahora estaría comiendo queso en vez de centollos”, pongamos por caso.
Esto de los tatuajes podría traer consigo, además, la reducción del gasto en las campañas electorales, ya que cualquier experto en marketing puede dar fe de que la gente pone más interés en leer lo que alguien se tatúa en el brazo que en leer -y creerse- los eslóganes que proponen las vallas publicitarias.
Ahora bien, hay que tener muy clara una cosa: que como nacer en La Perdriel, nada de nada.
.
Jejejeeee
ResponderEliminarSi es que La Perdriel es la caña, hombre, que no te enteres.
Uh. No soy yo mucho de tatuajes, Maestro. Es que hacerse un tatuaje se me antoja algo tan indeleble como hacerse un tatuaje.
ResponderEliminarEps. Formulación tautológica habemus. En fin, es lunes y el cerebro no me da para mucho más. Tengan piedad de mí.
Me voy a tatuar este post en la barriga...
ResponderEliminarEso sí. El espejo de la bruja es de Blancanieves, no de Cenicienta.
Saludos
Gracias por la corrección, Ojalancia.
ResponderEliminarMe lié con los cuentos. Ya está corregido.
Magistral como siempre, don Felipe.
ResponderEliminarGracias por compartir esto con nosotros.
De nada, Felipe. La culpa es de mi hija mayor, de tres añitos recién cumplidos. Me ha hecho contarle el cuento tres millones de veces...
ResponderEliminarDisculpen por lo soez de mi comentario, pero esto me recuerda el chiste de Armandito, un vanidoso sin igual, quien cuenta que se mandó hacer un tatuaje en donde ya se imaginarán. Cuando está dormidito y chiquito se alcanza a leer RESOPLA, pero cuando está en su máxima expresión (lo cual sucede muy de vez en cuando) se lee: RECUERDO DE CONSTANTINOPLA.
ResponderEliminarCon lo cual ya dudo yo de si lo ufano es tatuarse una encíclica completa en el cuerpo, o de tener cuerpo suficiente para tatuársela.
Otra diatriba filosófica irresoluble que echarse a la boca, por si ya fueran pocas...
Saludos.
Perdón si parezco un pedorripedante, Maese Miguel Ángel, pero tenga Usted ojo con el término "diatriba", que no es lo que parece. A mí también me tenía confundido y me obligó a echarle un ojo al DRAE. "Dilema" puede que vaya mejor.
ResponderEliminarReitero mis disculpas por apuntarlo.
Nada que lamentar, Microalgo, faltaría más... Y que tiene usted toda la razón, diga usted que sí. Como carezco de asesor de imagen procedo a tatuármelo en la frente como penitencia. Le aseguro yo que hay sitio más que suficiente.
ResponderEliminarAgradecido le quedo.
Tampoco es para tanto, Maese Míguel Ángel. No se autocastigue mucho, que no lo merece.
ResponderEliminarPuede que la palabra, al ser usada profusamente con otro sentido, acabe adquiriéndolo. Algo así ha pasado, me parece, con lívido, que antes creo que sólo significaba "amoratado", pero como un montón de escritores lo han utilizado con el sentido de "pálido" (que es justo lo contrario), ahora significa las dos cosas (y no me lo termino de explicar, porque al leerlo uno no se hace una imagen precisa de la cosa).
Otro tanto ha pasado con la palabra deleznable que, según creo, originalmente tenía un sentido geológico, y se aplicaba a las cosas que se rompían o descascarillaban con facilidad (el mineral de yeso, por ejemplo). De ahí pasó (siempre según creo) a adjetivar a algo "de poco valor" por su poca consistencia. Luego el adjetivo vino de perlas para ponerlo delante de sustantivos como "crimen" o "atentado", porque suena a "deplorable" pero peor.
Al hilo de esto, me he metido en el DRAE a buscar la definición concreta de "execrable" (otra palabra usada con similar significado) y, remitido al verbo (execrar), la primera acepción es "condenar y maldecir con autoridad sacerdotal o en nombre de cosas sagradas". No sé si los políticos pueden execrar, en sentido estricto.
En fin, que me enrollo como una persiana persa. Un abrazo, Maese Miguel Ángel, y gracias por su contracomentario.
Vaya... ¡ahora me lo dice usted...! ¿Cómo me quito yo ahora de la azotea esta definición completa de la DRAE, con el dineral que me ha costao la tinta china...?
ResponderEliminarLas gracias se las doy yo de nuevo, Microalgo, no lo dude. Ayer recordé que uno de mis profesores de la facultad (sólo él) nos alertaba de la falsa connotación de "diatriba" y del uso excesivo que le dábamos en el gremio como "duda" o "dilema"(por lo que se acabará imponiendo), pero lo había olvidado por completo. Esto ya no se me olvida dos veces.
Eternas gracias. Otro abrazo.
Hola Felipe, he leído en tu libro que una mujer desnuda que lleva tatuaje, no está desnuda. Una forma muy bella de definir el cuerpo de una mujer, sin duda.
ResponderEliminar¿Sabes?, miedo me da a mí de hacer un comentario sobre tu libro "Mercado de Espejismos", entre tanta gente culta y dada a conocimientos que no están a mi alcance.
Ahí va:
!Que maravilla encanto!, he tenido que rebuscar datos, buscar palabras y releer para llegar a descubrirte, porque en definitiva, te descubro a través de tus personajes y tu forma de escribir.
Un laberinto de personajes excelentes, Corina, maravillosa mujer, tiene una esencia exquisita y lo que más me ha gustado de ella, que con la misma fuerza que empieza sus historia, igual acaba.
Podría nombrarte a todos los personajes, porque hay que recrearse en ellos sin que se escape un detalle. Al igual que en toda la historia tan bien elaborada sobre esas reliquias de los Reyes Magos y ese prisma (esto sí que ha estado muy bien) para contemplar el rostro de Dios.
Sam Benítez, genial. Un hombre escondido en toda la historia pero con el mando de todo, dispuesto a jugar, divertirse y controlar la situación: "güey".
Fenomenal ese toque de ironía que le das a tu libro, donde salen esas carcajadas espontáneas y que se agradecen.
Me ha fascinado esas explicaciones que das a veces, y ahí es donde creo que estás tú dentro de esos personajes, un Felipe Benítez Reyes que desea transmitir al lector lo que piensa de las relaciones amorosas, la familia, amigos...; esos detalles de la vida que a diario forman parte de la realidad.
Como ves, sigo aquí, porque tanto texto no me deja copiar y poner como comentario.
ResponderEliminarClaro que Miguel Vinuesa Cejador, no entiende nada, o casi nada. Como bien dices, tiene todo el resto de su vida para comprender la historia. A lo que él responde que ni siquiera tres vidas le harían comprender ni la mitad.
Para glosar toda la historia, hacen falta tres Felipe Benitez Reyes como tú y plantearse que tenemos delante una historia parecida a ese poema épico que el insecto evolucionado tendrá que interpretar.
El Penumbra, Cristi, Walter..., personajes que hacen falta en este tipo de novelas para realzar a todos los demás que la rodean. De los tres, me quedo con Walter.
Ese final con Marta, Un resucitado imprevisto, Informaciones de Fioravanti, La huida de tía Corina, Los regresos " Y un final" extraordinario.
Me quedo con esta pregunta ¿Sabe distinguir lo que escribe de lo que vive?. ¿Lo sabes Felipe?, porque leyéndote, la realidad de nuestro pensamiento se ha distorsionado y de qué manera tan maravillosa con tu libro.
Un Crupier a un Tahúr, o viceversa. Mi abuelo, aficionado a todo tipo de juego de mesa, me enseñó desde la brisca hasta el ajedrez. Nunca me dejó ganar, jamás. Él me decía que para ganarle tenía que aprender a jugar muy bien, a saber mentir sin que se diera cuenta y a manejar las cartas con tanta sutiliza, que si escondía tan sólo una encima de mis piernas, él no podría darse cuenta.
Pero nunca conseguí reunir estos tres objetivos.
Jugar es divertido, cómo y de qué manera, es otra historia.
No he sido capaz de leerme la Biblia entera,pero a veces, la abro al azar, como un juego de niño para ver lo que toca leer.
Muchas gracias por leerme y perdona por haberme extendido tanto (me dejo muchísimos detalles), me hubiese gustado más, de veras. Lo mejor hubiese sido con el libro en una mesa e invitándote a un café, una coca-cola o un refresco de limón... Lo que gustaras.
Ya es tarde, este fin de semana comento tu libro en "munimadrid", el rincón del lector.
Felicidades por tan merecido Premio Nadal.
Buenas noches.
Felipe te dejo el comentario que he dejado en el rincón del lector.
ResponderEliminarAhora vuelvo a leer "Los renglones torcidos de Dios" para un pequeño trabajo; volveré con tus libros.
* * *
A todas las personas amantes de los libros, sólo les pido que lean "Mercado de espejismos". Un libro lleno de personajes, historias y vivencias donde la aventura del robo de las reliquias de los Reyes Magos y la construcción de un prisma para contemplar el rostro de Dios, me ha hecho identificarme con la realidad, la fantasía y el juego de un escritor que se adentra en las personas con una estrategia y debilidad impresionante.
Sin quedar atrás su exquisita sensibilidad y sobrecogedora inteligencia humana.
Gracias.
Gracias, LNJ.
ResponderEliminarMe alegra que te haya gustado esa novela.
Saludos.
Que tiene que ver la foto con un fragmento de un libro..No entiendo.alguien me puede explicar
ResponderEliminarHola... pregunto si alguien sabe responderme.el de la foto del brazo soy yo y quiero saber que significa este fragmento.o cuento o lo que fuere de tatuajes y políticas.
ResponderEliminarYa que esta foto me la sacaron en una fiesta y no es nada referido al texto que esta publicado justamente en este blog.