Algunos celebramos ayer el día de la madre.
Otros celebraron anteayer el del desmadre, apelotonándose para inaugurar con alegría esa fase 0 que es, a la vez, la fase inicial, a pesar de que la lógica nos susurre que una fase 0 es una ausencia de fase.
Se da por hecho que la observancia del confinamiento se ha debido a nuestro espíritu cívico. Sí, vale, pero también al miedo. Ahora parece ser que ese miedo ha sido superado por la claustrofobia, de modo que ¿quién dijo miedo? Calle para todos.
Libertad -esa libertad por la que claman las derechas tanto nacionales como nacionalistas, indignadas por el hecho de que una pandemia exija unas medidas de excepción.
Cuando el pensamiento individual actúa sobre un problema colectivo se corre el riesgo de que el problema colectivo sea precisamente el pensamiento individual.
Y ya veremos -más pronto que tarde- cómo acaba esto.
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