En el tren. De vecina, una octogenaria que, en actitud de
reconcentración retroadolescente, no para de juguetear con el móvil.
Cada vez que lo pulsa o que recibe un mensaje, suena el croar de una
rana. (Imagino que ocurrencia de ¿sus nietos?) Más de dos horas de
trayecto en perspectiva.
A fuerza de experiencia, entiende uno que hay que adaptarse a las circunstancias, de modo que me hago a la idea feliz de que soy un poeta japonés y, en consecuencia, dedicaré el viaje a escribir haikus.
Por ejemplo:
Vagón de Renfe.
En el lago de un iPhone
salta la rana.
.
En el lago de un iPhone
salta la rana.
.
Buenas, creo que a alguien le pasó algo similar en otro trayecto y la cosa terminó mas o menos así:
ResponderEliminar"Salta la rana brilla la luna/por la ventana una aceituna/eres tú...
...Échate un cantecito por el camino de hierro..."
K.V.
Pd. Pensandolo bien, creo que hubiera sido un gran espectaculo y regocijo de los presentes ver saltar la rana del tren.