Con este verano... ¿póstumo?, tan insistente aquí, los árboles deben de andar locos por dentro, como lo anda uno con esta indecisión meteorológica -y a veces incluso sin ella.
Miras los árboles de hoja caduca y se te ocurre que las hojas estarán preguntándose "¿Nos caemos o no nos caemos?".
Alguna que otra seguro que entretiene la fantasía de que igual resulta que es inmortal: "Como no me caigo...".
De momento, en fin, ahí siguen, dorándose, en suspenso, tan en la vida como en la muerte... como cualquiera.
Miras los árboles de hoja caduca y se te ocurre que las hojas estarán preguntándose "¿Nos caemos o no nos caemos?".
Alguna que otra seguro que entretiene la fantasía de que igual resulta que es inmortal: "Como no me caigo...".
De momento, en fin, ahí siguen, dorándose, en suspenso, tan en la vida como en la muerte... como cualquiera.
Es cierto Felipe, como cualquiera...
ResponderEliminarSin contar a la mayoría inmensa que nunca se preguntan nada, que son destino del viento que los lleva.
Saludos Maestro
Un verdadero poema, de esos que se agarran a lo cotidiano con una leve ambición de armonía. Abrazos.
ResponderEliminarNo se preocupe, Maese Benítez. Ya vuelve a soplar el levante y, aun a riesgo de hacer una rima pésima, a ese viento no hay quien lo aguante.
ResponderEliminarHablar del tiempo es hablar de uno mismo. Cuidate.
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