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Abelardo Linares, en Espuela de Plata, anda publicando todo lo que encuentra -y todo lo que encuentra es valioso- de Chesterton, ese autor al que hay que leer siempre con un lápiz en la mano, para subrayar fulguraciones y deslumbramientos... aunque al final acabe uno abandonando el lápiz, porque se da cuenta de que tendría que subrayar el libro casi de cabo a rabo.
Quien alimente prejuicios ideológicos con respecto a Chesterton -tan celebrado por algunos reductos conservadores- tal vez esté perdiéndose bastante: podemos no estar de acuerdo a veces con sus conclusiones, pero resulta difícil no fascinarse con su modo de razonar, entre racionalista y mágico, en su afán de interpretar los prodigios del mundo. (Al fin y al cabo, la lectura no está obligada a reducirse a una cuestión de consenso entre autor y lector.)
En Enormes minucias -reeditado ahora con un excelente prólogo de Juan Lamillar-, se suceden los asombros: "A veces se me ocurre pensar que todas las grandes ciudades tienen que haber sido construidas de noche. Pues es sólo en la noche cuando todas las partes de una gran ciudad son grandes. Toda arquitectura es una gran arquitectura después de ponerse el sol; quizá la arquitectura es en realidad un arte nocturno, como el arte de los fuegos artificiales". (Por ejemplo.)
De repente, "el punto de intersección de lo intemporal con el tiempo", como dijo el otro, en un artículo publicado a principios del siglo XX: "El poder de la riqueza, y este poder en su forma más vil, aumenta en el mundo moderno. Un pueblo muy bueno y justo, sin esta tentación, puede quizá no necesitar establecer reglas claras y sistemas para precaverse contra el poder de nuestros grandes financieros. Pero es porque un pueblo lo bastante justo debería haberlos fusilado hace largo tiempo a impulsos, simplemente, de los buenos sentimientos nativos".
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A veces, hablar en plata puede resultar desagradable para ciertos sectores. Pero no es necesario estar de acuerdo con Chesterton para admirarlo profundamente. Saludos
ResponderEliminarHola Felipe,
ResponderEliminarQué atinado post! Debo reconocer que me cuento entre los que tenían abandonado a Chesterton y mi recuerdo de su lectura en la adolescencia es muy bueno. En aquella época me molestaba su sesgo conservador pero algo he aprendido desde entonces y ahora esto ni sería reseñable.
Gracias por la entrada.
Saludos
Retomar a Chesterton es lo más sabio que se puede hacer para estos tiempos que corren. Si dejáramos de leer a los autores por sus ideologías nos perderíamos una buena parte de la buena literatura. Hacía un par de semanas qoe no te visitaba y es reconstituyente. ¡¡Gracias Felipe!!
ResponderEliminarEso que dice de la arquitectura está muy bien.
ResponderEliminarSobre el otro comentario, ojalá perteneciéramos a un pueblo justo, o a una sociedad justa, y haber disparado...impulsos, claro