(Publicado ayer en prensa)
El problema de los afanes
identitarios colectivos es que acaban siendo más colectivos de la cuenta, ya
que los micropatriotismos suelen provocar un efecto de mímesis, con arreglo a
un patrón de pensamiento –o de sentimiento- muy básico: “Si ellos sí, ¿por qué
nosotros no?”. La identidad, en suma, como una cuestión de orgullo comparativo.
Uno
de los pilares de la reclamación identitaria es el idioma, de modo que las
regiones históricamente bilingües optan por la potenciación de la lengua de
raíces autóctonas frente a la históricamente común, pues, por lógica, en los
procesos identitarios no importa lo que une, sino lo que desune: la desunión
hace la fuerza.
Gracias
a este fenómeno, en mi tierra, Andalucía, surgen de vez en cuando quienes defienden
la existencia de una “lengua andaluza”, lo que, mirado con un poco de
suspicacia, viene a ser lo mismo que suponer que en Aragón o en Costa Rica se habla andaluz, o incluso al contrario: que en Andalucía se habla
aragonés o costarricense. (Cuestión, digamos, de perspectiva.)
Una senadora de Adelante Andalucía, formación soberanista de izquierdas, ha reclamado el reconocimiento del andaluz como “lengua natural no estandarizada” y, para predicar con el ejemplo, ha colgado el siguiente tuit: “El andalûh êh nuêttra lengua naturâh. Y no êh inferiôh a ninguna otra lengua del êttao. Lo ablamô çin complehô. Y temenô, ademâh, linguîttâ andaluçê con propuêttâ pa una ortografía”. El hecho de que el andaluz sea una “lengua natural” –y con tantos signos diacríticos como el polaco, al menos a primera vista- es desde luego una noticia casi inmejorable, pues no existe cosa más artificiosa y triste que una lengua artificial.
Lo que no queda del todo claro es si la ortografía natural
andaluza consiste en la transcripción fonética de unas modalidades de habla de
una lengua común a casi 500 millones de personas, lo que nos llevaría a un
punto complicado: ¿valdría esa ortografía andaluza para un almeriense y para un
onubense, para un sanluqueño que cecea y para un sevillano que sesea, para la e
de un gaditano y la e de un cordobés? En cualquier caso, la senadora se muestra
optimista: “Llegará el día en que se escriba en andaluz”. Deseando todos que
llegue ese día, como no hace falta decir. Porque no sé cómo llevamos los
andaluces siglos y siglos soportando el tener que escribir en una lengua
desnaturalizada, impuesta por los inquisidores -sean quienes sean- de las lenguas naturales.
Es posible que
al principio cometamos muchas y muy pavorosas faltas de ortografía, pero iremos aprendiendo
poco a poco, con tenacidad y entusiasmo de párvulos, felices por haber
recuperado nuestra lengua natural perdida.
De aquí a
nada, habrá que ir traduciendo a su lengua natural no estandarizada a autores
como Góngora o Bécquer, por ejemplo.
Para ir abriendo
boca, ya disponemos de una traducción al “andalûh” del Platero y yo de Juan Ramón Jiménez. Para que el asunto arranque, en
fin, con un rebuzno.
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Mis padres son gallegos , nací en Baracaldo y hablo castellano , euskera y galego, y creo me hubiera mejor si fuese trilingüe de castellano, francés e inglés . En el fondo estas políticas de chiringuitos abusan de los niños adoctrinandolos , el resultado es una frustración donde el botellón y la diversión son los valores más importantes . Este tipo de acciones políticas tienen una reacción peligrosa ya que alimentan generosamente a un ultranacionalismo español que aspira a presidir España con un nuevo concepto de libertad y justicia
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EliminarGenial.
ResponderEliminarNo sé como los andaluces han podido estar años hablando y escribiendo en la lengua de Góngora, Bécquer, Juan Ramón, Cernuda, Lorca, Alberti, Caballero Bonald, Antonio y Manuel Machado, María Zambrano, Antonio Muñoz Molina y un largo etc. Pobres andaluces haber nacido en la tierra donde mejor y más claro se habla el español, cuando podrán expresarse en su lengua vernácula: el andalûh.
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