domingo, 19 de septiembre de 2021

AQUILINO DUQUE

 



Cuando viví en Sevilla, en la década de 1980, traté mucho a Aquilino Duque y le tuve mucho aprecio.

Era la época en que él aún viajaba con frecuencia por motivos profesionales, de ahí la clave de este poema que le escribí -calculo que allá por 1993- para un número que le dedicó La Mirada, el suplemento literario de El Correo de Andalucía.

Murió ayer, a los 90 años.

 

SEÑOR ERRANTE DE VIÑAMARINA

 

Con aspecto atildado de cónsul excedente,

de espía retirado, de escéptico inventor

de ingenios industriales, escritor de best sellers

que apenas si se venden, con su aire de lord

 

rural que siembra rosas y edelweiss en la nieve

bajo el rojo crepúsculo de Trieste -¿o de Bangkok?-,

vive en la recia paz del Bormujos agreste

este duque aquilino, de oficio traductor

 

en remotas regiones de la confusa Europa

y sofista barroco –es un modo de hablar-

con respecto a los graves desatinos del siglo.

 

Siempre errante y lejano, como un rey sin corona,

por los perdidos mundos de Dios y el viejo zar,

nos preguntamos todos: “¿Dónde estará Aquilino?”.

2 comentarios:

  1. Cierto, dónde estará Aquilino.
    Para mí la noticia, lloviendo en Santander, al leer a Tamarón.
    La lluvia refuerza la tristeza, como cuando empieza el frio en otoño.

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  2. La Mirada...ese suplemento del Correo eran una joya literaria...

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