(Publicado ayer en prensa)
Visto lo visto, parece claro que
los políticos entienden de este virus lo mismo que este virus entiende de
política. Es decir, lo justo. Hemos comprobado que los gobernantes aciertan a
controlar el virus cuando aplican medidas represivas, como también hemos
comprobado que el virus se desmanda en cuanto esas medidas represivas dan paso
al optimismo de apelar a la responsabilidad individual para contener la
pandemia, en parte porque un individuo puede ser responsable, eso sin duda,
pero un colectivo humano lo habitual es que esté medio loco.
Se
pretendió “salvar el verano”, lo que significaba un intento –y una esperanza-
de salvar parte de la economía, pero hemos entrado en julio con una quinta ola
de contagios gracias a la susodicha responsabilidad individual, que ha
resultado ser tan peligrosa como el virus mismo. Hay quien culpa a los jóvenes
de este nuevo repunte y hay quien los exculpa, exculpación que suele fundarse
en el argumento de que son jóvenes y tienen la obligación de comportarse como jóvenes. Un juicio dual,
como si dijésemos: los inquisidores frente a los comprensivos. En cualquier
caso, donde esté un dato que se quite una opinión: la tasa de incidencia entre
los jóvenes se dispara por días, y dispara a su vez la de todo el país.
Ha oído uno
que esta pandemia está robando a los jóvenes el disfrute de su juventud. Sin
duda. Pero podría ponerse en la balanza, no sé, lo que esta pandemia ha robado
a otros en las residencias de ancianos, donde a muchos no sólo se les ha escamoteado
el disfrute de su vejez, sino también la vida.
Hemos visto a
adolescentes reclamar libertad –esa abstracción tan de moda- desde los balcones
del hotel en que fueron aislados durante unos días, y a sus progenitores
mostrar en las televisiones su indignación por lo que consideraban un secuestro.
Y vuelvo a lo mismo: unos ancianos pueden soportar un año de aislamiento
absoluto, sin pisar la calle y sin ver a sus familiares, pero unos adolescentes
no pueden estar en Mallorca sin disfrutar de un botellón: ellos han leído en
profundidad a los poetas clásicos –carpe diem-
y saben de sobra que la juventud es flor de un día.
Estamos
a 10 de julio y no sabemos cómo estaremos en agosto, lo que añade un factor de
expectación a estos experimentos que los gobernantes se traen con nosotros y a
estas alegres temeridades que nos traemos con nosotros mismos.
Uno
de los recursos balsámicos de nuestra mente consiste en negar una realidad
cuando nos resulta indeseada o nos sobrepasa emocionalmente hasta el extremo de
lo insoportable. Muchos parecen andar ahora en esa negación, y están en su
derecho emocional, pero no desde luego en su derecho cívico. Los gobernantes
saben de sobra -menos por revelación que por escarmiento- que la aplicación de
unas medidas represivas son las únicas eficientes en estos casos, pero también
saben que tienen un coste no sólo económico, sino también electoral. Y ahí
andan, en esa disyuntiva. Un poco como lo del chiste: makumba o muerte.
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Inolvidables declaraciones de una joven de 17 años de cuarentena en un hotel de Mallorca .Cariacontecida la joven cargada de razón dijo a la televisión a raíz de los escándalos nocturnos del hotel covid : como comprenderéis no hemos venido a Mallorca a estar en la cama . Me parece una frase digna de Groucho Marx ,
ResponderEliminarNo tienen cabeza, pero andan listos para obligar a su padre a pagar sus andanzas , se considera al padre como un financiador , y si no los financias eres malo , lo que está pasando es el un gran fracaso de la sociedad española , creo que cada generación es menos lista y más floja que la anterior , el consumismo y las contaminaciones ayuda mucho en la degradación de la mente humana