(...Aquellos días interminables en que no paraba de llover, y no ibas al 
colegio, y no sabías si sentirte bien o mal por quedarte en casa, porque
 por aquel entonces nada estaba en el fondo ni bien ni mal: simplemente era, y mis hermanos y yo mirando llover por la ventana: el espectáculo
 monótono de un dragón líquido...)
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