lunes, 18 de abril de 2016

UNA ANÉCDOTA MALÉVOLA

Hace unos días, compartí mesa con varios escritores y un par de políticos de alta jerarquía, porque de todo se hace en la vida.

La cosa giraba en torno a la presentación de un libro sobre Cervantes.

Se habló de muchos asuntos, claro está, pero uno de los comensales, político ya emérito pero muy célebre -hasta su reciente retirada- por su pretendida lengua de serpiente y su pretendido ingenio vitriólico, aunque para mi gusto con más mimbres de macarrilla de barra de bar tardío que otra cosa, decidió que quien más sabía de Cervantes en toda la mesa era él, al igual que muchísimos años atrás, en su papel de presentador de las "Obras completas" de Antonio Machado, editadas por Oreste Macrí, decidió que sabía más de Machado que Oreste Macri -y quién sabe si más de Machado que el propio Machado-. Por aquel entonces estaba en la cresta de la popularidad por su cargo de vicepresidente del gobierno de la nación, y se comprende que el cargo le hacía levantar el vuelo en cualquier materia no sólo política, sino también intelectual, que es el campo en el que se tiene
-al parecer- por mandarín. 

Pues bien, este hombre de sonrisilla de hiena se pasó media comida hablando de los "torreznos y quebrantos" que comía el hidalgo fantasioso. Alguien, con poca contundencia, imagino que para no entrar en un intenso debate filológico y culinario, intentó sacarlo del despiste y susurró: "Duelos y quebrantos", pero el otro siguió a lo suyo, más entorreznado que quebrantado, pues se le percibe el ego inquebrantable.

¿Y por qué les cuento esto? Bueno, pues por el gusto que da contar tonterías. Y para que conste donde tenga que constar, sea en lo que afecta a los duelos o en lo que atañe a los quebrantos, que mezclados deben de saber bien, pero que por separado se sobrellevan un poco peor.

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6 comentarios:

  1. Con lo de los torreznos se ve que mezcló la versión de Traoiello con la original.

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  2. Es el peso de la connotación del nombre, si te llamas como el Décimo y acaricias el poder: lógico que padezca el síndrome Newton y piense que sus ocurrencias son teoremas.
    Claro que si se confirma que este hombre pidió de postre " tocino de cielo " puede que hablemos de un psicopata

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  3. De tu anécdota malévola uno podría deducir -malévolamente- que los intelectuales lleváis mal el que los políticos se metan a opinar con poco o ningún fundamento sobre asuntos que son de vuestra competencia. Si aceptamos la tesis que desarrolla Sánchez-Cuenca en su reciente libro (y es difícil no aceptarla), en España hay sin embargo un buen número de escritores metidos a analistas políticos, publicando artículos mal argumentados pero muy bien escritos. Allí aparecen Pérez-Reverte, Vargas Llosa, Cercas, Muñoz Molina y algunos otros. No he terminado el libro todavía, porque se pone un poco cansino repitiendo mucho las cosas y se le nota la ideología, pero hasta donde he leído tú no sales retratado ...

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  4. Le aseguro que no llevo mal el que los políticos hablen sobre literatura. Lo que llevo un poco peor es que cualquiera -sea civil, político o militar- opine equivocándose no ya en el enfoque de la opinión, que eso allá cada cual con la suya, sino en los meros datos, y más si el divulgador del error va de sobrado.y de erudito incontestable
    En cuanto a lo de Sánchez-Cuenca, poco puedo decir, porque no he leído el libro, ni creo que lo lea. Leí el prólogo y me pareció muy mal escrito, aparte de torpón y confuso en la argumentación.

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  5. Acabo de terminar el libro de Sánchez-Cuenca -que tenía un poco olvidado- y tengo que reconocer que me ha gustado y que recomiendo su lectura. Tiene algo de insistente con sus filias y fobias ideológicas, y tiene algo de confusión al inicio, como señalas en tu comentario. Pero tiene también, sin embargo, un buen número de datos, ideas y argumentos valiosos, cuya exposición y desarrollo van ganando en claridad, para descanso y disfrute del lector.

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  6. Muchas gracias. Lo leeré, pues.

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