Admirado Felipe, después de leer con atención y curiosidad el inicio de su novela: "El azar y viceversa" como un anticipo, he quedado,no le diría que impresionado, todavía sí con las ganas y apetencias de contiuar su lectura. Encuentro que su prosa logra irradiaciones donde destellan evocaciones y melancolías, con la total particularidad de que en mí parecen haber estado ocultas hasta la llegada de su voz, hasta la llegada de la mirada de un poeta. Algo habrá de usted en Antonio Jesús que le ha permitido ese alcance evocador. Como todos los que arquelogizamos nuestra patria, a través de los recuerdos y de existencias neblinosas, esas que parecen vivir en un transitorio limbo y que le confieren a los recuerdos la contundencia de los sueños, digo sí, como ellos, nos aventuramos y somos poetas de materias tan poco consistentes. Así encontramos la vía para alcanzar un conocimiento difuso de lo que fuimos. Esta es actualmente mi dedicación poética: explorar en los arrebatos que lucen los buenos y oscuros aconteceres poéticos y en las elucubraciones a fin de que salgan a flote de sus adentros las fantasmagorías más recónditas. No sé si podrá ser, pero me gustaría que en mi libro de poemas, donde deambularé por tales derroteros, al modo de todo poeta erudito que se precie, figurasen con cierto destello las palabras de un poeta tan reconocido que le den a la obra que telonan la invulnerabilidad de las sombras. Me placen estas palabras suyas: "Para empezar, ¿qué sabe un adulto de su niñez? Pues me temo que poco más que un niño de su futuro". Quedo obligado. Antonio José Cruz Miranda.
Admirado Felipe, después de leer con atención y curiosidad el inicio de su novela: "El azar y viceversa" como un anticipo, he quedado,no le diría que impresionado, todavía sí con las ganas y apetencias de contiuar su lectura. Encuentro que su prosa logra irradiaciones donde destellan evocaciones y melancolías, con la total particularidad de que en mí parecen haber estado ocultas hasta la llegada de su voz, hasta la llegada de la mirada de un poeta. Algo habrá de usted en Antonio Jesús que le ha permitido ese alcance evocador. Como todos los que arquelogizamos nuestra patria, a través de los recuerdos y de existencias neblinosas, esas que parecen vivir en un transitorio limbo y que le confieren a los recuerdos la contundencia de los sueños, digo sí, como ellos, nos aventuramos y somos poetas de materias tan poco consistentes. Así encontramos la vía para alcanzar un conocimiento difuso de lo que fuimos. Esta es actualmente mi dedicación poética: explorar en los arrebatos que lucen los buenos y oscuros aconteceres poéticos y en las elucubraciones a fin de que salgan a flote de sus adentros las fantasmagorías más recónditas.
ResponderEliminarNo sé si podrá ser, pero me gustaría que en mi libro de poemas, donde deambularé por tales derroteros, al modo de todo poeta erudito que se precie, figurasen con cierto destello las palabras de un poeta tan reconocido que le den a la obra que telonan la invulnerabilidad de las sombras. Me placen estas palabras suyas: "Para empezar, ¿qué sabe un adulto de su niñez? Pues me temo que poco más que un niño de su futuro". Quedo obligado.
Antonio José Cruz Miranda.