Llevar
un pendrive en el bolsillo y maravillarte de su contenido ingrávido:
todos los libros que has escrito y el que estás escribiendo, decenas de
ilustraciones, centenares de fotografías, miles de documentos
variados...
"Qué prodigio", te dices. Y lo es.
"Qué prodigio", te dices. Y lo es.
Hasta que el
pensamiento hace uno de sus característicos movimientos de alfil:
"Aunque lo de veras prodigioso es que en un simple lápiz de grafito
estuvieron latentes los dibujos de Goya, de Rembrandt, de Leonardo, de
Rafael, de Picasso..."
Lápices al margen, buen año a quienes se asomen por aquí.
Lápices al margen, buen año a quienes se asomen por aquí.
Igualmente Felipe, buen año. Mucha salud y si nos dejan estos malditos políticos, mucho trabajo.
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