lunes, 30 de julio de 2012

LA COMUNIDAD


Jacinto Martín fue elegido presidente de la comunidad de vecinos del bloque 14 de la calle República de Guatinandoque Occidental, relevando en el cargo a Eusebio Longares, que, no conforme con su destitución democrática, decidió proclamarse por su cuenta contralmirante de la azotea y virrey de los bajantes y cornisas del edificio.

A los dos meses de su elección, el presidente Martín contrató a una secretaria, a un asesor externo y a un contable, ya que el desempeño de su cargo requería, a su criterio, ese refuerzo de personal. Algunos vecinos del inmueble, y en especial Longares, protestaron por la subida de la cuota comunitaria, pero Martín les explicó que no quedaba más remedio si querían mantener el bloque en condiciones óptimas de habitabilidad. Poco después, Martín alquiló un local en un edificio de oficinas y trasladó allí toda la gestión y el archivo histórico de la comunidad que presidía. Las cuotas volvieron a subir. Dado que la oficina quedaba un poco lejos de su residencia, Martín compró un coche para sus traslados. “El Audi negro es un bien comunitario”, a la vez que les anunció la contratación ineludible de un chofer. “El Audi será un bien comunitario, Martín, pero sólo lo utilizas tú”, le reprochó Longares, a lo que Martín replicó: “Llámame señor Martín o don Jacinto”. En contrapartida, Longares se proclamó canciller de los contadores de agua.

            Martín convocó en una cumbre a los demás presidentes de comunidad del barrio, a los que ofreció un convite, con habano incluido tras los postres. En aquella cumbre se trataron aspectos generales de la reglamentación de las comunidades de vecinos y se bailaron, ya en el trasnoche, algunas rumbas y ritmos de ultramar. Los vecinos del 14 de República de Guatinandoque Occidental protestaron por la cuota extra que se les aplicó para sufragar aquella cumbre, pero Martín tiró de oratoria: “Con la gente poderosa hay que quedar bien”. A esas alturas, Longares se había entronizado ya como Emperador de la República de Guatinandoque.

            Tampoco fue insensible el presidente Martín a los gastos suntuarios: encargó llaveros, mecheros y bolígrafos con la efigie del bloque. “Para que el mundo nos conozca”. Como los gastos superaban con creces los ingresos, Martín no sólo tuvo que suscribir créditos inasumibles, sino que además se vio obligado a solicitar la intervención del Protectorado de Comunidades de Vecinos, con sede en Bruselas, ciudad a la que viajó durante un fin de semana de siete días y de la que volvió con el anuncio oficial del embargo de todo el inmueble, incluido el Audi.

            Hoy los vecinos del 14 de República de Guatinandoque Occidental viven en la República de Guatinandoque Oriental recogiendo café, salvo Martín, que ocupa la presidencia de la Mancomunidad de Asociaciones Vecinales (la MAVE), con sede en Estrasburgo. “Yo a ese lo mato”, suele mascullar Longares, protegido del sol violento de Guatinandoque por un sombrero de paja.

(Publicado el sábado en prensa)

viernes, 27 de julio de 2012

OTRO COLLAGE

LA AMENAZA DEL DESEO



lunes, 23 de julio de 2012

SEGUNDA EDICIÓN

HA SALIDO YA LA 2ª EDICIÓN, DE SÓLO 25 EJEMPLARES, NUMERADOS Y FIRMADOS, DE ESTE LIBRO.


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miércoles, 18 de julio de 2012

JUEGO (¿TRONADO?) DE TRONOS

Anoche, el primer episodio de "Juego de tronos", esa serie atronadoramente elogiada. ¿¿¿??? Una mezcla, no sé, de "Macbeth" y de "Pasión de gavilanes", con especias de "El Señor de los Anillos"... Esa estética (¿esa medievalización inconcreta?) a lo Conan el Bárbaro... Esa solemnización de lo ¿épico? ¿Esa épica para adolescentes? Y esos disfraces medievales de diseño un poco a lo Galliano...

La primera media hora, a fuerza de solemnidad, acaba dando risa. (Esas bacanales con fondo de musiquita irlandesa...)

En fin, una cosa menos.

sábado, 14 de julio de 2012

LA EXPLOTACIÓN RACIONAL DE LOS CAMELLOS



 
De las ocurrencias derivadas del hecho de heredar un camello, así como de su explotación mercantil


El señor X –digamos- heredó de su tío abuelo un camello que su pariente se había traído de Mongolia en un arrebato de exotismo. “Un camello no es lo mejor que puede heredarse”, pensó. Pero pensó también que peor resulta no heredar nada. De manera que se hizo cargo del camello, aunque sin tener muy claro qué uso darle, pues no son idóneas las ciudades modernas para el desplazamiento en camello, excepción hecha de la tarde de la cabalgata de Reyes. “¿Qué hago yo contigo?”, le preguntaba cada día el señor X a su camello, que se limitaba a mirarle con esa expresión de caballo harto de porros que tienen los camellos.
            Dado que el camello, a más de meditabundo, era dócil, el señor X invitaba a los niños del vecindario a darse una vuelta sobre el animal. Y ahí adivinó un conato de negocio, de modo que, al cabo de unas semanas, cuando ya estaban los niños enganchados a aquella diversión, pasó a cobrarles un euro por vuelta. Al tratarse de un negocio a tiempo parcial, pues con la clientela infantil sólo podía contarse en horas no lectivas, el señor X decidió buscarle al camello una ocupación rentable para el tiempo restante, que era mucho, y ya se sabe que a los camellos no les viene bien el sedentarismo, al ser cabalgaduras propias de nómadas. El señor X se puso al habla con el propietario de un circo. “¿Qué sabe hacer su camello?”, le preguntó el empresario circense. “Pues lo mismo que todos los camellos”, le respondió el señor X, indignado ante el hecho de que el dueño del circo alimentara la ilusión de que un camello disponga de habilidades extraordinarias, siendo ya de por sí extraordinario el hecho de ser camello en un país del que la especie no es autóctona. “Los camellos se exhiben y ya está. ¿No le parece demasiado raro un camello como para pretender que además haga monerías y acrobacias?”, y con esos argumentos convenció al empresario del Gran Circo Holandés, con domicilio fiscal en Huesca, que contrató los servicios del camello para las funciones de sábados y domingos, con lo cual los niños se vieron obligados a renunciar a sus paseos de fin de semana y el señor X, por su parte, se vio obligado a renunciar a una parte de los ingresos derivados de su clientela infantil. Los padres de los niños protestaron con pancartas ante la casa del señor X: “Queremos el camello para nuestros hijos”. Tampoco faltó la protesta de una asociación animalista: “No a la explotación de los camellos”. 

Tras mucho meditar, el señor X decidió comprarse otro camello, para ampliar la oferta. Como el negocio iba bien, al poco compró media docena de camellos, base de un negocio denominado Camello Tours, dedicado a pasear a los turistas, a los que facilitaba disfraces de tuareg, por el sistema dunar de la playa, tan similar al fin y al cabo a un desierto. 

Aquello funcionó durante años. El señor X murió y dejó en herencia su cuadra de camellos a un sobrino suyo, que vendió los camellos para dedicarse a la política. “¿Cómo has podido dejar un negocio tan rentable?”, le preguntaban sus allegados. Y él contestaba: “Para seguir jorobando”. Y ya está.



(PUBLICADO HOY EN PRENSA)

martes, 10 de julio de 2012

lunes, 9 de julio de 2012

BREAKING BAD

A quienes sintonicen Canal Sur, avisarles del estreno, esta noche, de la serie "Breaking Bad". A las 23,50 (en nuestra televisión autonómica, el "prime time" es coto exclusivo de Juan Imedio, del superviviente del Dúo Sacapuntas y de los concursos de copla española, con bata de cola y mantilla).

Es de las mejores que he visto -y he visto muchas. A un modesto profesor de química le diagnostican un cáncer avanzado y decide dedicarse a cocinar drogas de diseño para dejar en buena posición económica a su mujer y a su hijo discapacitado. (Y, de paso, para pagarse el tratamiento médico. ¿Les suena?)
De ese modo, se ve obligado no a una doble vida, sino a una triple vida. Los laberintos psicológicos derivados de esa triplicidad están resueltos con maestría, con un manejo firme de todos los equilibrios anómalos que se ve obligado a barajar el protagonista.

Es muy buena, en fin. Buena de verdad. (Para los impacientes que no se conformen con la dosis semanal, las 3 primeras temporadas están a la venta.)

sábado, 7 de julio de 2012

PUBLICIDAD

VA A SALIR UNA EDICIÓN DE ESTO, DE 25 EJEMPLARES, NUMERADOS Y FIRMADOS. (LA FUE DE 75) (TODO A LO GRANDE, COMO SE VE.)


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domingo, 1 de julio de 2012

FÁBULA VERANIEGA


Manuel Heredia llevaba cuatro años en paro, sustentándose de las tortillas y del pollo con arroz que le mandaba su madre. No era una mala vida, pero, en un arrebato de responsabilidad, decidió buscarse una ocupación remunerada. Se tumbó en el sofá, como si estuviese en la consulta de un psiquiatra de escuela vienesa, y se puso a calibrar las opciones. Al cabo de un rato, la que mejor le pareció fue la de meterse a banquero, que de siempre ha sido una profesión muy socorrida, y en nuestros tiempos, además, muy rescatada. Pensó incluso en un nombre para la entidad que él presidiría con mano de hierro, embargando, vendiendo fraudes preferentes y echando de su piso a los irresponsables que se arriesgaron a vivir por encima de sus posibilidades: Caixa Manolo. 

Heredia se puso el traje de la boda y bajó corriendo al bar de su amigo Esteban: “Esteban, voy a montar un banco. ¿Quieres ser el primero en abrir una cuenta? Te regalo un juego de toallas portuguesas por una imposición de 1.000 euros”. Ante lo irresistible de aquella oferta, Esteban, como es lógico, cedió. “Dame los 1.000 euros y ya te daré las toallas”, le dijo Heredia, el flamante banquero. Pero Esteban, que olió el beneficio, le dio 5.000 euros, con lo que le corresponderían cinco juegos de toallas. “Cuando abra la sede central de Caixa Manolo en Madrid, colocaré en el vestíbulo una placa de bronce que te conmemore como el primer cliente de mi banco”. Y Esteban vio en aquel futurible una vía para ingresar en la inmortalidad.
   
Con sus 5.000 en el bolsillo, Heredia acudió a un vendedor de pollos asados. “¿Quiere ampliar su negocio?”. El vendedor de pollos le dijo que no, que apenas vendía 10 pollos al día de los 15 que asaba y que no tenía sentido asar más pollos. “No hay que estancarse, gran mago de los pollos. Aquí tienes 2.000 euros, a un 7,5 % de interés revisable. Con esto puedes comprarte otro horno, y así, en vez de 15, podrás asar 30 pollos al día”. Seducido por el hechicero Heredia, el comerciante acabó suscribiendo el crédito.
             
Los 3.000 euros restantes los invirtió Heredia en alquilar un local, en imprimir folletos publicitarios, en suscribirse un fondo de pensiones y en viajar a Madrid para cambiar pareceres con los grandes banqueros del país, sus nuevos colegas. Al cabo de una semana estaba sin blanca. Esteban no sólo le reclamó sus cinco juegos de toallas portuguesas, sino también sus 5.000 euros. “Ahora mismo no dispongo de liquidez ni de toallas”, le informó Heredia. “Tu dinero está invertido en pollos”. Por su parte, el vendedor de pollos, que no logró vender más de 10 pollos al día, alcanzó a pagar los dos primeros plazos del crédito, pero al tercero entró en mora. Heredia aceptó cobrarse en pollos, de modo que, de recibir pollos de su madre, acabó regalándole pollos a su madre.
             
“Este negocio va”, se dijo Heredia. Y en eso sigue.

.(Publicado ayer en prensa)