LA MAGDALENA DE PROUST EN VERSIÓN CHICLE
De pronto, en estas imágenes, toda mi infancia, y el regreso a la memoria del sabor a regaliz y la textura densa del chicle negro COSMOS (qué misterio que en la memoria quepan los sabores, los olores), con sus cromos -en papel parafinado- de aviones, cohetes y naves espaciales.
En qué cosas tan pequeñas cabe el pasado. Qué minúsculas pueden ser las llaves que abren una inmensidad tan confusa y tan vacía como el espacio que cruzaban los cohetes que venían en los cromos.
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A mi me decían que si comía muchos COSMOS se me pondría el estomago negro y moriría. Años después el orujo de café casi consigue un efecto COSMICO.
ResponderEliminarSiempre nos intentan asustar con cosas de poco fundamento: COSMOS, orujo de café, el infierno...
La naturaleza, el olor de la ría , el olor del bosque, el olor de la hierba, el olor de los frutos de los arboles , el olor del gallinero, de las vacas, los olores. Como se echan de menos los olores, algunos olores nadie volverá a olerlos, tampoco los niños jugaran en las cuevas prehistóricas. Volver al pasado me hace ver que el futuro es muy incierto, futuro de cementera. Saludos
ResponderEliminar¡Las leyendas urbanas sobre el COSMOS! De todo se decía en mi pueblo segoviano sobre el chicle negro.... Ha sido ver el título de la entrada y el envoltorio del chicle y mis papilas gustativas se han puesto como locas ¡Gracias por estas pequeñas/grandes cosas, Felipe!
ResponderEliminarAlgunos de estos los compré yo en el kiosko de la Costilla (a Rafaé), o en el Florida y el Royal Cinema....
ResponderEliminarMe viene a los dedos hasta el tacto del envoltorio...
Gracias Felipe.
El pasado cabe en una mirada. Saludos
ResponderEliminarÑó.
ResponderEliminarYo ya soy de los Bazooka.
Me acuerdo,me acuerdo...que recuerdos
ResponderEliminarUn abrazo
Preciosa entrada, me ha encantado..!!felicidades!!.-
ResponderEliminarLourdes P-Obregón.-