miércoles, 17 de junio de 2009

DROGAS Y KAFKA



Esta tarde he quedado con unos amigos fumadores en casa de una espiritista conocida como Madame Rotasky, fumadora también. Nuestra intención es invocar el espíritu de Frank Kafka. Tenemos algo para él.


Si alguien se convierte en adicto a la heroína, que es una droga ilegal, los organismos correspondientes del Estado le proporcionan gratuitamente metadona, así como programas de apoyo psicológico para el desenganche. Y está muy bien que así sea.


Pero por lo que respecta a la adicción al tabaco, que es una droga legal y muy rentable (incluido entre los principales rentistas el propio Estado y excluido por supuesto el consumidor, que paga en dinero y en salud su manía de echar humo por la boca), el Gobierno decide de pronto que hay que encarecer esa adicción pintoresca con una subida directa de impuestos. Aparte de eso, en los tratamientos antitabaquismo que dispensa la Administración no dan gratis ni los chicles de nicotina. (Por no hablar del fármaco conocido como Zyntabac, que sale más caro que la heroína misma.) Existen incluso filántropos que han propuesto que a los fumadores se les relegue a los últimos puestos en las listas de espera de la sanidad pública.

La heroína, como droga ilegal, puede tener una composición variable, según su grado de adulteración, lo que hace que su pureza sea imprevisible y por tanto peligrosa. El tabaco, como droga legal, tiene, a efectos prácticos, una composición secreta: los magos jamás desvelan del todo sus fórmulas.

Ya os contaré lo que nos dice Kafka.


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